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24 de Octubre de 2014

La Miopía Revolucionaria…

Pero llegó la hora de pagar la deuda, de recibir el reclamo por la falta de seguridad, educación y salud. Equivocaron el modelo de gobierno suponiendo una monarquía con una reina y que en Venezuela es casi tiranía al comando de un improvisado chofer de buses. Una reina y un chofer que intentan hasta el hartazgo convencer que el mundo es voraz, injusto, inseguro, corrupto, clasista y despiadado. Puede ser que así sea, y en gran parte así lo es, pero no es tan lejano este mundo al comportamiento que tienen con aquellos que no adhieren a su visión autista…

Por Guillermo Bilancio
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Guillermo Bilancio es Profesor de Dirección General en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. Consultor en Política Empresarial.

La aceleración del proceso de desgaste y erosión de los gobiernos supuestamente revolucionarios de Argentina y Venezuela se ven reflejados en los discursos recargados de tensión, tanto Nicolás Maduro como en los últimos días de Cristina Fernández de Kirschner (CFK).

Discursos que se van agotando ya que los monstruos externos a quién culpar por incapacidades propias se van esfumando, por lo que sólo queda apuntar al enemigo de siempre: El diabólico país del norte.

Así como en un videojuego, la revolución se transforma en una verdadera caricatura con enemigos fantásticos y superhéroes de cartón.

“Nos quieren desestabilizar…pero no lo lograrán!”, braman desde una tribuna partidaria (Cada vez más vacía) que con obediencia debida sigue aplaudiendo, de forma desahuciada como quienes de a poco van perdiendo la esperanza de alcanzar el paraíso alguna vez soñado. Ese paraíso generado en una fábula, en un relato que carece tanto de visión como de coherencia en la manera de operar.

Pero llegó la hora de pagar la deuda, de recibir el reclamo por la falta de seguridad, educación y salud. Equivocaron el modelo de gobierno suponiendo una monarquía con una reina y que en Venezuela es casi tiranía al comando de un improvisado chofer de buses. Una reina y un chofer que intentan hasta el hartazgo convencer que el mundo es voraz, injusto, inseguro, corrupto, clasista y despiadado. Puede ser que así sea, y en gran parte así lo es, pero no es tan lejano este mundo al comportamiento que tienen con aquellos que no adhieren a su visión autista…

Este modelo revolucionario, no es una revolución sino un retorno a la dádiva. Justo en una era en la que el bienestar es mucho más que lo elemental, algo que los argentinos gozaron en su momento y que el mismo peronismo que alguna vez pudo generar pero que hoy, disfrazado de falso “progre”, les quita lo ganado.

Así como Ecuador y hasta la misma Bolivia pudieron flexibilizar la revolución (Correa y Evo hablan desde la izquierda pero no comen vidrio…) y ganaron camino,  la propuesta pseudo progresista de Venezuela y en especial la de Argentina tenía mucho que perder. Y lo perdió.

Para hacer la revolución en países con riqueza hay que tener visión, cohesión y coherencia operacional. Y en el caso Argentino eso nunca se dio.

Porque la visión de un país no puede construirse desde la venganza, sino de un sueño compartido. La venganza no permite la cohesión social en torno a valores comunes, y si a esto le sumamos una gestión incoherente con el modelo buscado y tan cerrada a la realidad, no es necesario ser un erudito en política y estrategia para predecir el fracaso.

Pero ante el temor por ser descubiertos como relatores de un discurso vacío, anuncian a los cuatro vientos el peligro de un golpe desestabilizador, que no es otra cosa que un autogolpe promovido desde su única habilidad, la comunicacional, que cuándo ya no tiene mensaje también queda anulada.

Hay que decir que la revolución no se declama, se practica desde lo cotidiano, y se siente en el cuerpo del líder.

CFK nunca sintió la revolución para si misma, sino que lo hizo para otros que estaban convencidos que Ella estaba convencida.

CFK es una comentarista de la revolución, igual que Maduro. Ya son comparables. Son producto de la miopía revolucionaria, que esta era que vivimos necesita pero desde otra perspectiva más novedosa y verdaderamente progresista. Que le haga bien a la gente sin necesidad que esa misma gente les rinda pleitesía.

El pajarito de Maduro y los fantasmas del norte de CFK empiezan a esfumarse.

Vienen tiempos difíciles, va a ser muy dura la retirada.

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