Pasa en gran parte del mundo, todos los días toneladas de comida a punto de vencer van a parar a la basura. Se trata de una práctica común en supermercados y restaurantes, donde la política es desechar antes de regalar estos alimentos.
Esto fue lo que un francés se propuso a cambiar. No fue en una tarea fácil, tuvo que luchar contra el repudió y las burlas de quienes decían que su idea de regalar estos alimentos a personas necesitadas era una locura.
Se trata de Arash Derambarsh, un concejal de municipio de Courbevoie, quien a sus 35 años hoy es reconocido en el mundo por haber podido cambiar algo que parecía imposible.
Todo comenzó cuando inició una campaña para terminar con el desperdició de comidas en los supermercados. La petición rápidamente tuvo 200 mil firmas. La justificación era simple era “escándaloso y absurdo” que los supermercados tiren comida a la basura mientras los pobres y desempleados no tienen que comer.
Campaña
De esta manera comenzó a repartir primero los alimentos de su tienda local que estaba a pocas semanas de vencer. “Cada día ayudábamos a cerca de 100 personas. La mitad eran madres solteras con sus niños, jubilados o trabajadores con salarios muy bajos. La otra mitad eran personas que vivían en refugios o en la calle” afirmó en BBC Mundo.
Más tarde logró que se promulgara una nueva normativa, la cual prohíbe a los supermercados botar alimentos que estén cerca de vencer, además castiga a los negocios que mojen con sustancia como cloro a estos con productos antes de botarlos.
Según el concejal, esto lo inició porque sabe lo que es pasar hambre, “algunos pensarán que es algo ingenuo preocuparse por otros seres humanos, pero yo sé lo que es pasar hambre. Cuando era estudiante de leyes debía subsistir con 400 euros al mes después de pagar la renta”, señaló el concejal. Sólo podía permitirme una comida decente al día. Es difícil estudiar o trabajar cuando uno tiene hambre y no sabe de dónde vendrá su próximo alimento” afirmó a un medio británico.
Ahora Derambarsh quiere llegar más allá, y llevar esta propuesta a la ONU para terminar con un desperdicio, que se ha transformado en un problema global. Se estima que tan solo en la Unión Europea se botan más de 89 toneladas de alimentos, mientras que en el mundo esa cifra llega a 2 mil toneladas de alimentos, que jamás llegan al plato.
Cifras enormes, que podrían ser aprovechadas, más aun teniendo en cuenta que para el año 2050 el planeta tendrá que producir un 70% más de alimento para satisfacer la demanda de 2 mil millones nuevos de seres humanos que habrá para esa fecha.
