El Ejército de Israel aseguró este miércoles que el ataque que sufrió la semana pasada la única iglesia católica en la Franja de Gaza fue debido a “una munición mal disparada” durante los combates en el enclave. La maniobra dejó a tres personas muertas y nueve heridos, entre los últimos el párroco argentino Gabriel Romanelli.
La investigación abierta en torno a la ofensiva contra la Iglesia de la Sagrada Familia, ocurrida el 17 de julio, indica que el centro religioso “fue alcanzado por un desvío accidental del fuego como resultado de un desvío no intencionado de una munición“. De la misma manera, reconocen que el impacto “causó daños a la estructura e hirió a varios civiles gazatíes”.
“Durante la actividad se realizaron ajustes para mejorar la precisión de los disparos y, tras el suceso, se refinaron las instrucciones para disparos cerca de edificios religiosos, refugios y otras zonas sensibles“, aseguró el comunicado al respecto.
Además, Israel precisó en el escrito que “dirige sus ataques únicamente contra objetivos militares y trabaja dentro de lo posible para minimizar los daños a civiles e infraestructuras civiles” en Gaza, en medio de denuncias por el gran número de víctimas civiles y la enorme devastación causada por su ofensiva en lugares con objetivos humanitarios, como la iglesia católica afectada.
De hecho, luego del suceso el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recibió llamadas del mandatario estadounidense Donald Trump y el Papa León XIV exigiendo explicaciones del incidente además de abogar por el ingreso de ayuda humanitaria.
Dichas gestiones permitieron una visita al lugar de Pierbattista Pizzaballa y Teófilo III, el patriarca latino y el ortodoxo de Jerusalén respectivamente. Tras su visita a la iglesia, Pizzabala indicó que “es momento de poner fin a este sinsentido, acabar con la guerra y poner el bien común de la gente como principal prioridad“.
