Lo que eran declaraciones o solamente intenciones en Estados Unidos se materializaron. Este domingo, el zar de la frontera de la Casa Blanca, Tom Homan, confirmó que existen planes para que esta semana agentes federales de inmigración realicen redadas en Chicago y otras ciudades, las cuales fueron denominadas como “áreas problemáticas“.
El aviso sigue la línea de las señales de la administración Trump en las que apuntaban a aumentar este tipo de procedimientos y se produce luego de un fin de semana donde varios estados sufrieron temores en ser los siguientes. También coincide con la masiva operación de inmigración realizada en una extensa planta de fabricación de Hyundai en el sureste de Georgia, la mayor realizada a la fecha por el Gobierno actual.
Según afirmo Homan, en diálogo con CNN, la acción fue solo un anticipo de las medidas de control más amplias que se avecinan.
Las autoridades de Chicago se han mantenido monitoreando durante días las advertencias sobre la proximidad de las redadas federales, y aunque la ciudad se preparó para ellas durante el fin de semana, donde se celebraron manifestaciones en contra de la presencia de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas junto a la Guardia Nacional, la escalada se siguió extendiendo más hacia al este del país.
Boston, la capital del estado de Massachussetts, sería la siguiente ciudad en recibir una nueva iniciativa federal de control migratorio, centrada en la deportación de delincuentes que ingresaron al país ilegalmente.
De tal manera, las operaciones de Boston y las planificadas para Chicago se están modelando según los arrestos de inmigrantes en Los Ángeles llevados a cabo en junio, los que dieron lugar a una serie de batallas legales contra la administración Trump y su polémica política migratoria.