La expectativa al discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, era alta. El escenario así lo disponía: una alocución televisada, en la Casa Blanca y en horario prime. Como si eso fuera poco, el periodista ultraconservador y cercano al mandatario, Tucker Carlson, anunciaba que el republicano declararía la guerra a Venezuela en la cita. Sin embargo, la realidad estuvo lejos de ser así.
Lo que sería una prédica grandilocuente, con un anuncio importante, terminó en 20 minutos de palabras vacías y con una serie de mentiras para luchar contra una opinión pública que pese a que ha remontado un poco en diciembre, su aprobación ha ido con una tendencia a la baja desde que asumió en enero.
Trump no logró pasar el primer minuto de su discurso sin afirmar un dato que cualquier verificador de datos podría detectar como erróneo. Y es que el mandatario indicó falsamente que llegó al cargo con la peor inflación en 48 años. En 1977, la inflación rondaba el 3%, bastante distante de ser la peor de la historia.
“Hace once meses heredé un desastre y lo estoy arreglando“, afirmó en su discurso Trump para referirse a la figura de Joe Biden. En esos 20 minutos, su predecesor fue nombrado más de media docena de veces, haciendo eco de su enfoque actual: culpar al demócrata de todos los males que vive su gobierno mientras intenta convencer a los estadounidenses de que todo va bien.
No solo en índice económicos, el republicano además exageró la cantidad de datos de delincuencia e inmigración ilegal bajo el gobierno de Biden para hacer resaltar sus cifras, así como también enalteció su propio historial para poner fin a guerras, pese a que algunas no estaban ocurriendo cuando aseguró haberlas terminado, como fue el caso de Egipto y Etiopía.
La respuesta demócrata tras el discurso de Trump
“Esta noche, Donald Trump intentó vendernos a todos un sándwich de mier…, desesperado por convencer al pueblo estadounidense de que no es un completo y absoluto fracaso“, reaccionó el presidente del Partido Demócrata, Ken Martin, tras el discurso.
“Ha perdido la economía. Ha perdido la cabeza. Y el año que viene, perderá las elecciones intermedias”, agregó.
Lo cierto es que el hecho de que la Casa Blanca haya optado por llevar una extensa agenda de temas, al horario de máxima audiencia, parece revelar la inquietud que atraviesa la administración Trump frente a su posición política y a la solidez de su mensaje económico.