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1 de Julio de 2014

Hechos, no palabras

Durante esos meses no sólo conversamos con el Gobierno, sino que también lo hicimos con RN y la UDI, a quienes invitamos desde el día uno a buscar una propuesta conjunta. Como es evidente, no hubo forma de ponernos de acuerdo en este tema, y lo reconocemos sin mayores dramas.

Por Pedro Browne
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Pedro Browne es Representa a las comunas de Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda, San Miguel.

Desde que nació Amplitud, teníamos claro que uno de nuestros objetivos fundamentales era cambiar el binominal. Así consta en nuestra declaración de principios, cuando fundamos este movimiento el 7 de enero de este año.

Con la misma fuerza, dijimos que buscaríamos ser un puente entre los partidos tradicionales de derecha y el Gobierno, y que nuestro norte sería el diálogo, porque siendo la oposición minoría en el Congreso, la capacidad de influir en las decisiones del Ejecutivo eran escasísimas.

Ayer cumplimos nuestra palabra, y tras varios meses de conversaciones, cerramos un acuerdo con el Gobierno para reformar el sistema electoral binominal, demostrando con hechos lo que antes anunciamos.

Durante esos meses no sólo conversamos con el Gobierno, sino que también lo hicimos con RN y la UDI, a quienes invitamos desde el día uno a buscar una propuesta conjunta. Como es evidente, no hubo forma de ponernos de acuerdo en este tema, y lo reconocemos sin mayores dramas.

¿Por qué queríamos cambiar el binominal? Porque aspiramos a un sistema realmente representativo, donde todas las visiones políticas tengan cabida, y donde nadie sienta que sobra o que no es escuchado.

Queríamos, además, darle mayor proporcionalidad al voto, conformando una Cámara de Diputados con un distritaje representativo de la población -no del territorio-, con el simple objetivo de que el voto de cada ciudadano tenga el mismo peso en el Congreso.

Buscábamos, también, una mayor representación de las regiones, y por lo mismo, parte de nuestro acuerdo con el Gobierno busca derribar las fronteras para que ellos puedan participar. No es lo mismo hacer política desde Santiago, que desde Tarapacá, nos consta. Lo hemos visto en terreno.

Para nosotros, el sistema electoral no es un dogma, sino un simple mecanismo de elección. Es por eso que cambiarlo no debería representar ningún inconveniente ante la evidencia de tener un sistema añejo, desgastado y que no cumple con las expectativas de los electores.

 Por lo mismo, la discusión sobre el eventual aumento de gasto en caso de subir el número de parlamentarios fue innecesaria. Primero debíamos buscar una fórmula, luego ver cómo la implementábamos.

El Congreso debe ser una muestra lo más exacta del sentir ciudadano. Ese es nuestro mandato. Negarnos a escuchar a la gente que hace rato pide cambios al sistema binominal, es inaceptable, y no ayuda en nada a mejorar la mala percepción que ya tienen de nosotros.

Sabemos que todo es perfectible, y obviamente no nos creemos los dueños de la verdad. No podemos afirmar ahora que el sistema que se implementará con este acuerdo es la solución mágica para todos nuestros problemas de representatividad, pero al menos en Amplitud podemos decir que, efectivamente, hicimos todo lo posible y nos jugamos hasta el final.

No nos dejamos seducir por la calculadora ni por la amenaza de que perderíamos en las próximas elecciones. Nuestra meta fue ser un aporte en este proceso, demostrando con hechos lo que hemos pedido desde hace muchos años.

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