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10 de Julio de 2014

Oldboy: días de venganza

"El resultado es una violentísima, pero buena película en la que se mezcla el hermetismo del mundo asiático con la atávica herencia africana de necesidad de sobrevivir".

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

Spike Lee entrega un remake del filme coreano Oldeuboi de Park Chan-Wook Park, inspirado a su vez en los manga de Garon Tsuchya y Nobuaki Minegishi.

El resultado es una violentísima, pero buena película en la que se mezcla el hermetismo del mundo asiático con la atávica herencia africana de necesidad de sobrevivir. Todo esto encuadrado en un enigma existencial, que no es “¿quién soy? o “¿de dónde vengo?”, sino “¿quién es mi enemigo?” y “por qué me persigue?”.

De hecho, Joe Doucett (Josh Brolin; Sin lugar para los débiles, Hombre de negro 3) es un publicista alcoholizado al que tienen prisionero por 20 años en un hotel, viendo programas televisivos en los que lo acusan de haber matado brutalmente a su esposa y donde ve cómo su hija llega a ser una concertista de violoncello. Mientras tanto, lo alimentan con comida china que pasan por una puertecilla.

Joe escribe cartas a la hija y busca en sus recuerdos quién puede haberlo odiado tanto como para haber proyectado todo eso. Comprende que debe dejar de beber para despejar la mente y luego trata de escapar. Pero, por más que lo intenta, no lo consigue.

Al final, se despierta dentro de un baúl, con una billetera llena de dinero y en medio de un campo. A lo lejos, divisa a una mujer con sombrilla, la sigue, pero la pierde al llegar a un servicio de asistencia social, donde conoce a una muchacha (Elizabeth Olsen; La casa del miedo, Psíquicos), que se ofrecerá para ayudarlo y lo ayudará.

Busca a sus viejos conocidos y trata de desenredar la madeja de su extraño destino. Logra descubrir el lugar donde estuvo encerrado, deja un cúmulo de muertes, pero no obtiene mayor información del carcelero (Samuel L. Jackson), al que tortura sin resultado.

Es el mismo captor (Sharlto Copley; Distrito 9, Maléfica) el que se hace presente. Y le da un ultimátum: descubrir por qué lo castigó con el encierro o su hija morirá.

De ahí para adelante, como un detective endemoniado (por momentos me recordó al protagonista de Angel Heart), actúa para rescatar a la joven (que vio crecer en programas televisivos). Entonces, el deseo de venganza es la nueva fuente embriaguez y de violencia.

Habrá enfrentamientos y sorpresas que surgen una de la otra como un juego de cajas chinas. Tal vez falta la espiritualidad típica de las cintas orientales, pero – según parece – a Spike Lee eso le importa poco. Y a sus seguidores, tal vez, aun menos.

(Oldboy. USA, 2013)

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