Un dato para comenzar: de 21 partidos oficiales por torneos nacionales en lo que va del año, Colo-Colo sólo ha perdido dos, una campaña sobresaliente de Héctor Tapia que siempre debemos tener presente antes de emitir un juicio.
Entremos al área. La derrota ante O’Higgins en el Monumental deja un sabor extraño, el equipo claramente no mereció perder, pero con dos genialidades y un gol de balón detenido del rival nos quedamos sin los obligados tres puntos en casa. Excesivo castigo para el Cacique que, sin duda, no olvidará este partido y lo tendrá sumamente presente para que lo errores evidenciados no se vuelvan a repetir en el futuro.
Con dicha derrota salen a flote muchas opiniones de hinchas y especialistas. Me llama profundamente la atención que el puesto dejado por José Pedro Fuenzalida en el ataque no fuese cubierto con otro refuerzo de categoría, ya que estamos hablando de un jugador titular indiscutible y que en los peores momentos del equipo fue el más regular. Por si fuera poco, el “Chapa” era protagonista de la mejor dupla del torneo pasado junto a Gonzalo Fierro: ambos armaban un pasillo por el sector derecho sencillamente notable, la principal zona de ataque del popular.
Producto de la decisión de dejar partir un delantero titular, y no reforzar dicha zona como decía la lógica y lo solicitaba el director técnico, hoy Colo-Colo perdió una variante más que importante en el ataque, tanto así, que Héctor Tapia se vio obligado a cambiar el esquema que lo llevó a obtener la estrella número 30, el clásico 4-3-3 por un 4-4-2 que se vio muy bien en el sur ante Huachipato, pero que en casa dejó dudas.
Los márgenes de error se acortan, pero a no perder el norte de la situación, una derrota enciende alarmas y genera dudas producto que no estamos acostumbrados a perder en el Estadio Monumental, pero les recuerdo a los miles de hinchas que aún quedan 13 fechas en disputa, 39 puntos en juego, enfrentar a los punteros del torneo y siete partidos en Santiago.
