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27 de Octubre de 2015

¿Por qué escupimos, reclamamos y troleamos a los políticos y luego no nos levantamos a votar?

¿Por qué algunos católicos defienden la vida de quién está por nacer y luego cierran las puertas en algunos de sus colegios a madres solteras que valientemente siguieron adelante con sus embarazos? ¿Por qué unos tildan de fascista la marcha de camioneros de la Araucanía a Santiago y defienden a brazo partido el paro del Registro Civil que ha generado más ruido, molestias y daño que una chorrera de camiones juntos? ¿Por qué son los mismos partidos políticos quiénes deben decidir en el Congreso la suerte de su propia fiscalización en el marco de una nueva ley de financiamiento?

Por Matías Carrasco
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Matías Carrasco es Periodista, autor del blog "Si las tortugas hablaran".

¿Por qué comunistas y socialistas tienen tanta lucidez para condenar la dictadura militar en Chile y nada dicen de otras dictaduras y totalitarismos en Venezuela, Cuba, Corea del Norte o la desaparecida RDA? ¿Por qué la gente escupe, reclama y trolea a los políticos por las redes sociales y luego no se levanta a votar? ¿Por qué celebramos eso de que el amor es más fuerte y luego no dejamos que otros se amen tan fuerte como les parezca? ¿Por qué repudiamos las malas prácticas e insistimos en imponerle a las nanas por el mínimo, tirar licencias falsas, doblar en segunda fila, estacionarnos en línea amarilla, tirar basura a la calle y tomar cuando manejamos? ¿Por qué reclamamos, reclamamos y volvemos a reclamar y no nos despegamos de nuestro cómodo sofá? ¿Por qué le enrostramos a otros que cumplan con su deber cuando nosotros difícilmente cumplimos con nuestro deber de ciudadanos?

¿Por qué nos escandalizamos con la situación de los migrantes en Europa y miramos con sospecha a colombianos, peruanos y haitianos que han venido a parar a nuestro país? ¿Por qué alegamos por la falta de transparencia escondidos tras seudónimos, sin dar el nombre y la cara? ¿Por qué nos espantamos de la delincuencia y hacemos vista gorda a miles de niños y niñas que crecen sin infancia en campamentos, poblaciones y rincones olvidados de Chile? ¿Por qué se busca eliminar el reemplazo en huelga y luego reemplazamos en huelga? ¿Por qué celebramos con devoción los diez años de canonización del Padre Hurtado y poco o nada hacemos por los más pobres? ¿Por qué nos quejamos de tanta mierda y no somos capaces de limpiar la caca del perro en plazas, parques públicos y jardines? ¿Por qué nos hablan de misericordia y perdón y después dejan a algunos debajo de la mesa? ¿Por qué levantamos la bandera de la igualdad desde barrios exclusivos, casas exclusivas, colegios exclusivos, universidades exclusivas y cargos exclusivos? ¿Por qué exigimos ética a nuestras autoridades y nosotros nos hacemos los lesos? ¿Por qué estamos plagados de mensajes “soy donante” y aún no aparecen los órganos para salvar pequeñas vidas?

¿Por qué nos metemos en la vida del resto y no permitimos que nadie se meta en la nuestra? ¿Por qué nos quejamos del alza en las tarifas de la luz y nos oponemos a cuanta central se nos ponga por delante? ¿Por qué debatimos de esta crisis de desconfianza resguardados tras rejas, alarmas, guardias y cámaras de seguridad? ¿Por qué pedimos tolerancia descalificando a quién piense distinto? ¿Por qué escribo tanta lesera para después hacer exactamente lo contrario? Quizás porque todos somos un poco pencas, un poco villanos, un poco inconsistentes y, principalmente, completa y absolutamente humanos.

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