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1 de Diciembre de 2015

¿El cliente informado no tiene la razón?

El otro día estábamos en familia muertos de la risa, producto de contar historias que nos suceden a menudo en nuestras diversas salidas a saciar nuestra hambre en algún boliche independientemente de su calidad culinaria o formato, cuando entre historia e historia y sin pensarlo llegamos a un tema que no deja de ser importante, cuáles son las cosas que nos hacen reticente a volver a un restorán, o algo intolerable que nos hace salir en forma rauda de un establecimiento en cuestión o simplemente acciones o situaciones que te molestan, pero se deja pasar solo por esta ocasión.

Por Patricio Caceres Perez
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Patricio Caceres Perez es Cocinero-propietario Motemei, Cocina Taller.

¡¡¡Así que tuvimos una gran iluminación!!! – casi divina, casi intocable – que cada uno de nosotros escribiera en un papel su visión de lo anterior, de esta forma podíamos hacer un listado que le pudiese servir a las personas encargadas de gerenciar boliches y de esta manera aportar con nuestro humilde granito de arena para que la industria enogastronómica nacional tenga una mejor estándar de calidad o simplemente que sepan lo que pensamos sus clientes.

Porque ¿tendremos los clientes siempre la razón? o ¿lo pasamos mal en nuestras expediciones culinarias producto que somos tan, pero tan, pero tan entendidos en estos menesteres que estamos sobre valorados para asistir a estos centros de expendio de comida de poca monta? o ¿tan solo tratamos de aparentar- deporte nacional- como siempre que somos exiguos eruditos en materia de cocina, líquidos y cocina notándose que no lo somos?

Pero bueno, hagan el sencillo ejercicio de parar de realizar lo que estaban haciendo, pongan una música a grandes decibeles que los haga meditar, cerrar sus ojos por favor y Voila!!!!

Comencemos a imaginar nuestras salidas a comer y yo comienzo por contarles las mías……

Ahora, y sin querer queriendo siempre le hago el quite a los boliches que tengan problema de accesibilidad, es más, algo que no perdono es la falta de estacionamiento y peor aún poco estacionamiento y que te digan “solo si me deja las llaves”.

Preguntas de rigor; ¿me lo chocará o no? ¿se arrancará con mi hermosa joyita? o ¿no se ve tan avispao en el volante? uf! dura decisión, pero negándome a este acto de fe el de entregar las llaves entramos raudos al boliche en cuestión y luego que lo estás pasando increíble copa a copa, entre pera y bigote hasta que te tocan el hombro y oyes una voz tibia al oído que te pregunta: ¿Es de ud. la camioneta negra? si lo sabe!!! ¿La puede correr?? Es una soberana lata y me rebelo a esto!!!

Sigamos, ¿nos les pasa que entramos al boliche y nadie te da bola….? Nadie te pesca, nadie te saluda hasta que un garzón te mira de reojo analizándote de pies a cabeza y se pregunta rápidamente ¿será una buena mesa? ¿cómo andará el consumo? Quedándole la duda de la respuestas anteriores toma aire, se acerca y pregunta ¿cuántos son? para asegurarse y de esta respuesta dependerá si te atiende o no y al oírnos decir que solo somos dos, se decide al instante y sin vacilación alguna dice en una voz altanera y despectiva; Mario!! Atiéndelos por favor. Y se retira en busca de alguna mejor propina y uno queda al mando de un ayudante o aprendiz lo que te asegura una mala noche, aunque sea muy amable y servicial no será noche redonda soñada.

Otro día conversaremos del sub mundo del mozo o garzón, todo un temazo en el servicio y éxito de un boliche en este país.

Continuamos con más situaciones. Si todo va bien al inicio de la velada, te saludan, pasamos a la mesa y te traen una carta enorme de eco cuero, el pan está fresco y calentito como debiese ser, la “real” mantequilla, el pebre (solo en temporada de tomates), etc. Abres la carta y es interminableeeeee, larga a rabiar, eternas y ¿¿¿para qué???? ¿¿¿Por qué??? Y saben, luego de hojearla varias veces tomo un decisión; me pediría unas entrañas les comento a los demás comensales, fue como un acto de entrega o el verdadero amor a primera vista. La entraña jugosa y yo será puro amor, Ñam!!

-¿Donde están que nos las vi?
-Que rico!!
-En la pagina 6.
-¿Pero en mi carta no sale?
-¿Pero cómo?
-¿A ver? Es antes de las guarniciones calientes!
-Pero entonces me falta una hoja a mi carta….. ! Plop!

Llega el mozo a tomar el pedido y pasa lo que temía que podría pasar y obvio que pasa. Señor no nos quedan entrañas le sugiero cambiarlas por una pechuga de pato, pero yo quiero mi entraña ahora!!!! jajajajaja… Te dejan con las ganas y todo va cambiando de color, medio nublado, oyes como la profesora de Charlie Brown y no sabes que hacer.

¿Por qué no te avisan al momento de dejarte las cartas, lo que no hay? o mejor ¿Por qué no revisan lo que no hay antes de comenzar el servicio del restorán? o seré yo señor….

Bueno…..
-Entonces tráigame un lomo liso por favor
-¿En qué punto quiere la carne?
-Inglesa por favor, gracias.

Oiga ¿El puré es “natural” o en caja? y me mira como si lo estuviese ofendiendo! solo papa natural me responde, entones quiero un buen puré picante, ese que pica dos veces. Seguimos conversando de lo mundano con los demás comensales cuando diviso que vienen nuestros pedidos y adivinen. Como consejo siempre hay que revisar el punto de cocción de las carnes al llegar el plato y como si fuese el peor día de tu vida “El liso” llega ¾ y no inglesa. Rayos y centellas!

¿Para qué diablos te piden el punto de cocción si no lo pueden lograr? O sería mejor que la oferta de carnes sea de cocción larga como una plateada o una mechada por nombrar algunas, si el salir a comer es para disfrutar y no sufrir.

Estoy seguro que no soy el único que le ha pasado algo parecido, estoy seguro que…

Pero RECÁSPITA, RECÓRCHOLIS Y REPÁMPANOS! otra vez mi editor dice que siga en mi próxima columna. Cómo soy tan obediente nos vemos luego y veremos si realmente alegamos de mas o simplemente sí tenemos la razón.

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