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17 de Enero de 2018

El rol de las Fuerzas Armadas y la academia en el manejo de desastres

“Me preocupa lo que pueda ocurrir con otras “Villa Santa Lucía” regadas por nuestra Patagonia y que puedan estar en una condición desfavorable. El cambio climático llegó para quedarse y esto de alguna forma son sus primeros asomos. La pregunta es ¿qué haremos para anticiparnos la próxima vez?”.

Por Galo Valdebenito
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Galo Valdebenito es Director Núcleo de Investigación en Riesgos Naturales y Antropogénicos RiNA Instituto de Obras Civiles, Universidad Austral de Chile.

El concebir una sociedad resiliente frente a desastres va mucho más allá de establecer planes efectivos de acción preventiva, protocolos de operación o de instruir convenientemente a la población. Lo que en definitiva debiera ser nuestro esfuerzo es en avanzar hacia una cultura del riesgo, esto es, una sociedad preparada y un estado preventivo. Y esto porque es mejor y mucho más económico manejar de forma oportuna el riesgo de desastres frente al manejo del desastre en sí mismo. En esto los japoneses llevan la delantera y no porque sus condiciones de amenaza sean mayores, sino porque han aprendido de las lecciones del pasado.

¿Pero cuál es o debiera ser el rol de las Fuerzas Armadas y la academia en todo esto? Uno fundamental: trabajar conjuntamente en todos aquellos ámbitos de sus competencias tanto en la acción ex ante como en la acción ex post. Sin duda que las Fuerzas Armadas tienen una valiosísima experiencia en el manejo de catástrofes y la academia aporta con su conocimiento en la visualización del territorio, en anticiparnos a eventos extremos mediante el desarrollo y uso de herramientas tecnológicas o en el abordaje de la dimensión social o territorial de estas problemáticas, por mencionar algunas cosas.

¿Y hay puntos de encuentro? La verdad es que mucho menos de lo que resulta deseable, dadas las particulares condiciones de nuestro país. Algo que debiera ser muy fluido y con proyectos conjuntos se viene haciendo pero a pequeña escala. En este sentido valoro de sobremanera que justamente el día 18 de enero celebremos aquí en Valdivia, en la UACh, un importante encuentro que precisamente apunta en esta dirección y que, como una continuación de lo exitosamente realizado en Copiapó en septiembre del año pasado, se replique en nuestra ciudad. Es que razones de por qué en la capital de la Región de Los Ríos sobran. Sin duda esta experiencia en donde intercambiemos ideas sobre estas temáticas constituye una oportunidad única. Es de esperar que esto no quede en un nuevo esfuerzo conjunto para cumplir un hito, y que mucho más allá de presentaciones, nos permita discutir, intercambiar experiencias y por sobre todo, conocernos y sentar las bases de colaboraciones efectivas.

Los eventos de Villa Santa Lucía no dejaron a nadie indiferente. ¿Predecible? De cierta forma. Conocer el mapping ayuda mucho a conocer la amenaza, pero por sobre todo se requiere conocer la vulnerabilidad y las consecuencias en caso que se manifieste el riesgo, como fue el caso. Y es que el proceso de remoción pudo haber hecho desaparecer completamente a esta bella localidad de ruta austral. Me preocupa lo que pueda ocurrir con otras “Villa Santa Lucía” regadas por nuestra Patagonia y que puedan estar en una condición desfavorable. El cambio climático llegó para quedarse y esto de alguna forma son sus primeros asomos. La pregunta es ¿qué haremos para anticiparnos la próxima vez?

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