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25 de Febrero de 2019

Educación Sexual, VIH e Iglesia

Por Leonardo Arenas
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Leonardo Arenas es Coordinador AIDS Healthcare Foundation (AHF CHILE)

“La Iglesia Católica tiene responsabilidad en los casos de VIH al haberse opuesto a la implementación de programas de educación sexual”, dijo Benito Baranda, presidente ejecutivo de América Solidaria, en una entrevista radial que ha sido replicada profusamente por los medios de prensa, sumándose a las declaraciones emitidas por integrantes del Comité Consultivo sobre Sida y Colegio Médico entre otros, que han centrado sus críticas en la falta de programas de educación sexual, sin explicitar claramente a que se refiere la “educación sexual”, quién está habilitada/o y donde se impartiría dicha educación.

Aunque debemos reconocer matices entre lo declarado por el Colegio Médico que apunta hacia una responsabilidad política del ministro actual; mientras que el Comité Consultivo apunta hacia una responsabilidad del estado al enumerar una serie de causales que nos tendría en esta catástrofe sanitaria.
Las declaraciones de Benito Baranda se desmarcan de esas críticas dado el contexto de la entrevista, referida a la reunión del Papa con los obispos para tratar los casos de abuso sexual. En ese contexto, Baranda hace una crítica a la posición de la Iglesia que retrotrae a las Jornadas de Conversación sobre Afectividad y Sexualidad -JOCAS- desarrolladas entre 1994 y 2000.

La oposición que manifestaron obispos de la Iglesia Católica ante la implementación del programa ministerial de educación sexual y posteriormente sus críticas a las campañas de comunicación social de prevención de VIH y Sida que promovían el uso del condón como estrategia preventiva, tendrían alguna responsabilidad respecto del incremento del VIH y Sida y de las otras infecciones de transmisión sexual.

Cronología de una crítica a las JOCAS

La investigación realizada para mi libro: “Aportes para una Historia de la Educación Sexual en Chile (1990-2016)” reveló que hubo una fuerte reacción por parte del Obispo Medina contra las JOCAS motivada por un reportaje aparecido en el Diario El Mercurio el día 8 de septiembre de 1996 realizado por la periodista Pilar Molina titulado: “La nueva educación sexual del Estado. Directo al grano” que era ilustrada con una foto de dos estudiantes que mostraban preservativos en sus manos (Directivos del colegio denunciaron un montaje, dado que los condones habrían sido entregados por el fotógrafo).

Medina, en declaraciones a El Mercurio, sostuvo que una educación sexual sin principios era aberrante, culpando al presidente de España, el socialista Felipe González de iniciar esta moda. A las críticas del obispo se sumaron Sergio Diez y Hernán Larraín (actual Ministro de Justicia). El 11 de septiembre, la Conferencia Episcopal emitió un comunicado en el cual se solicita “se retire y se revise a fondo este programa”. Otro Obispo que se pronuncia en contra de las JOCAS es Orozimbo Fuenzalida, que pedía revisar el programa.

El Diario La Época, el día 15 de septiembre, titula en portada: “Obispo de Talca apoya realización de JOCAS”. El día 17 de septiembre serán las declaraciones del Arzobispo de La Serena, Francisco José Cox quien dará respaldo a las JOCAS. Dos días antes, el Obispo Medina se había despedido de la feligresía para radicarse en el Vaticano, sin antes entregar al Ministro de Educación las orientaciones de la Iglesia respecto de educación sexual (¿?).
Por esos días, el Diario La Nación recoge las declaraciones de la Comisión de Salud del Partido Socialista, en donde las Dras. María Soledad Barría y Michelle Bachelet solicitan al gobierno extender las JOCAS a todo el país. Estas se reiniciarían el día 27 de septiembre en la comuna de San Ramón, según recoge el Diario La Segunda.
Es cierto, como lo expresa Baranda en la entrevista, que la Iglesia, aunque en estricto rigor algunos de sus obispos se opusieron a las JOCAS, sin mayor conocimiento de la estrategia implementada, sólo con lo leído en el reportaje de El Mercurio. Y quedó establecido en el imaginario colectivo una oposición cerrada a las JOCAS por parte de la Iglesia, sumada a las críticas realizadas a las Campañas de Prevención del SIDA, en donde se incluye la negativa de emitir los spots televisivos por parte de Canal 13, en ese entonces en poder de la UC.
Pero eso fue hace 23 años atrás.

Portafolio de Programas de Educación Sexual

Más cercano en el tiempo y con plena participación de Benito Baranda, fue el experimento del Ministro de Educación, Joaquín Lavín, en el primer gobierno de Sebastián Piñera.

En su primer gobierno, Michelle Bachelet había logrado implementar en algo el Plan Nacional de Educación en Afectividad y Sexualidad que había elaborado Sergio Bitar en el último tramo del gobierno Lagos. Bachelet, la misma que había solicitado extender las JOCAS a todo el país, sólo alcanzó a capacitar docentes, implementar algunos programas en ciertos municipios y nada más. A seis meses de haber asumido, Lavín declaró “(…) creemos que no debería haber una política única en materia de educación sexual, porque hay que respetar los valores de cada comunidad”. Por lo tanto, convoca a las Universidades y ONG a presentar propuestas pedagógicas sobre Educación en Sexualidad. Diversos programas fueron examinados por una Comisión de Expertos, en donde se seleccionaron siete programas a los cuales podían acceder los docentes a través de un Fondo de Capacitación.

La Comisión de Expertos estuvo integrada por la Dra. Bedregal, el Psiquiatra Canals y Benito Baranda. ¿Cuáles fueron los instrumentos que tuvieron a la vista para seleccionar dichos programas? ¿Cuántas reuniones sostuvieron y que remuneración recibieron? ¿Cuántos fueron los programas que se postularon? No hay información. Solicitada al Ministerio de Educación a través de la Ley de Información Pública, se informó que no hay antecedentes sobre la Comisión de Expertos.

Decía que las JOCAS eran de hace muchos años atrás, porque esto es más actual. Esta Comisión de Expertos aprobó programas de educación en sexualidad que promueven la abstinencia hasta el matrimonio, que no enseña sobre métodos anticonceptivos y que cataloga a la homosexualidad como una enfermedad, como lo demostró una investigación de El Dínamo y por lo cual tuvo que dar explicaciones el siguiente Ministro de Educación, Harold Beyer.
Es cierto que la Iglesia se opuso a la promoción del condón y a programas de educación sexual. Pero Baranda tuvo injerencia en la selección de los programas de la época de Lavín, en donde se aprobaron programas retrógrados y conservadores.

Hay otra arista que queda rondando en las declaraciones de Baranda y el poder de la Iglesia en las políticas públicas. La Iglesia desde siempre se ha opuesto a la política de anticoncepción, pero las mujeres chilenas católicas consumen anticonceptivos independientes de las directrices eclesiásticas en estas materias. Es más, tenemos la tasa de natalidad más baja de toda América Latina. Es decir, la feligresía no acepta como rebaño las ordenes de Iglesia en materia sexual. ¿Por qué habría de considerar las declaraciones de no usar condón u oponerse a la educación sexual de forma diferente a como trata la anticoncepción?.

¿No será que el temor está en los sectores en donde se toman las decisiones y se ejerce un lobby feroz por adecuar las políticas públicas a los deseos de un grupo de facto que impone su voluntad? Más que el poder de la Iglesia, cada vez más disminuido (gracias a dios), me preocupa la genuflexión de nuestros políticos y administradores del Estado frente a la mitra y la sotana. Quizás congraciarse con los representantes en la tierra del poder celestial conlleve un pituto para entrar al cielo.

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