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8 de Abril de 2019

NOT GEO: El estilo negacionista de la intendenta de Aysén

Por Patricio Araya
Geoconda Navarrete, intendenta de Aysén.
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Patricio Araya es Periodista y Licenciado en Comunicación Social (Usach).

Muy en su estilo de negarse a ver más allá de sus hombros –ya sea por mera soberbia o miedo inoculado– en los últimos 30 días la intendenta Geoconda Navarrete ha tenido conocimiento de dos hechos frente a los que ha optado por el mutismo. El problema es que en ambos casos le correspondía pronunciarse. En el primero debió haberlo hecho como mujer y autoridad; en el segundo, como madre y autoridad. No obstante la gravedad de los hechos, la intendenta hizo caso omiso de la información. Quizás en esto ella adscribe a la doctrina del Presidente Barros Luco, quien decía que solo existen dos clases de problemas: los que se resuelven solos y los que no tienen solución.

El domingo 10 de marzo la intendenta fue informada de la agresión sufrida por la ciudadana argentina Claudia Aida Bernales (53) a manos de su pareja, el Administrador Público Eduardo Miguel Uribe Díaz, funcionario de planta de la División de Desarrollo Social (DIDESO) del Gobierno Regional de Aysén, quien tras llegar en estado ebriedad al hogar común, cerca de las cinco de la madrugada del sábado 9, le propinó una golpiza a su mujer, dejándola en grave estado y sin posibilidades de pedir auxilio. A las 18 horas del mismo sábado, mientras su pareja dormía la borrachera, la víctima logró levantarse y acudió por sus propios medios al Servicio de Urgencia del Hospital Regional de Coyhaique, donde fue atendida por el equipo encabezado por el doctor Sebastián Camus Pachón.

El parte médico (20079554UU005) consigna que la paciente ingresó a las 18:43 a Urgencia y fue categorizada como C3 Grave, es decir, que requería pronta atención, y luego se certificó que presentaba agresión de golpes en cabeza y cuello atribuible a violencia intrafamiliar. Tras la atención la víctima le confesó al personal médico que no haría la denuncia por temor a que su agresor perdiera su trabajo en el GORE. Con todo, enterada de los hechos, la intendenta no solo no realizó la denuncia a la Fiscalía, como corresponde hacer en 24 horas a todo funcionario público que conoce de un ilícito, sino que sostuvo que no se inmiscuiría en “un lío con los consejeros radicales”, tienda en la que milita el agresor. Y remató diciendo que se trataba de “un asunto entre particulares”.

La distancia que la intendenta tomó de la situación podría acarrearle insospechadas consecuencias, toda vez que el maltratador se desempeña en la DIDESO del GORE, cuyo jefe Jorge Ojeda Molina, es el presidente de Evópoli Aysén, partido en el que ella milita. Por lo pronto, los compañeros y compañeras de Uribe fueron a la oficina de Ojeda para manifestarle su completo rechazo con la situación y a exigirle que lo saque de su lugar de trabajo ya que no están dispuestos, en especial las mujeres, a compartir el mismo espacio con un agresor.

“Como madre y autoridad jamás permitiré ninguna forma de agresión desde el mundo masculino”, aseguró Geoconda Navarrete en este mismo medio en noviembre de 2018; sin embargo, el pasado jueves 4 de abril, varios apoderados del Colegio Alianza Austral –donde estudian sus hijos– se percataron que en el acceso del establecimiento un adulto agredía a un niño, quien se encontraba acompañado de su hermana menor, la que en medio de su impotencia y desesperación lloraba llamando a su madre. Al menos tres apoderados presenciaron la escena y anotaron la placa patente del vehículo, uno de ellos encaró al furioso padre, quien lo insultó de vuelta; con posterioridad los testigos entregaron los antecedentes a la dirección del Colegio. Los protagonistas de esa acción de violencia intrafamiliar, “un asunto entre particulares”, eran el cónyuge de la intendenta y los hijos menores del matrimonio. ¿Una vez más saldrán sus adláteres a matar al mensajero, dejando el mensaje sin respuesta? ¿Un nuevo caso para saciar el apetito voraz de la impunidad que será acotado al ámbito privado?
¿No hay en estas dos lamentables situaciones una aberrante falta de concordancia entre lo que se dice y lo que se hace? Por un lado, Geoconda Navarrete adhiere a la campaña gubernamental NO LO DEJES PASAR –que busca erradicar la violencia contra las mujeres– y al eslogan LOS NIÑOS PRIMERO, con el que su partido Evópoli convenció a Piñera de poner a los niños en el primer lugar de las preocupaciones del Estado; y por otro, a la hora de rubricar ese discurso político, con su actitud ambigua la intendenta hace que este se desplome como la desastrosa y silente caída de la loza del Titanic.

¿Acaso las argentinas no tienen derecho a ser protegidas por el gobierno chileno, o los Beltrán-Navarrete no tienen una madre capaz de defenderlos frente a su padre agresor? Tal vez en estos dos casos la intendenta de Aysén piensa como Barros Luco: que las extranjeras se cuiden solas (que los consejeros radicales lo resuelvan), y que hay maridos quienes pese a las oportunidades, no tienen arreglo. Más consecuencia, menos demagogia.

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