La semana pasada, por el descuadre del oficialismo, se rechazó en la Cámara la multa por no votar que había sido acordada entre el Ejecutivo y la oposición. En el Senado, frente a ese traspié, el Presidente Boric se puso creativo y, al mismo tiempo que decidió insistir con las multas, exigió a la oposición aprobar una reforma constitucional para limitar el voto extranjero, con el fin de sumar al progresismo al acuerdo.
Es cierto que Chile tiene una de las legislaciones más flexibles en la región para que los extranjeros voten: basta con cinco años de avecindamiento. También es cierto que son casi 900 mil las personas extranjeras habilitadas para sufragar, más del 5% del padrón electoral. Lo inesperado es que sea justamente este gobierno el que busque restringir ese derecho y que lo haga como condición para aprobar sanciones aplicables únicamente a los chilenos que no voten.
Esta decisión refleja la inconsistencia del gobierno de Boric y del Frente Amplio. Ella contradice toda su retórica democrática: de aprobarse estas reformas, sería la primera vez en la historia republicana de Chile que el Congreso reduce el padrón electoral, al excluir a miles de migrantes. Además, se debilita la sanción para quienes no voten, una medida que había demostrado ser útil para elevar la participación ciudadana: con voto voluntario en 2021 (en la elección de convencionales constituyentes) la participación fue de solo un 43,4%, mientras que con voto obligatorio desde 2022 todas las elecciones han superado el 80%.
Adicionalmente, el oficialismo abandona el principio de no regresión en derechos humanos, defendido durante años por sus partidarios, mientras el INDH brilla por su ausencia frente a una medida que limita manifiestamente un derecho civil fundamental. La izquierda, que ha insistido en que los derechos no deben retroceder, ahora plantea una reforma cuyo objetivo es precisamente ese.
El Frente Amplio también deja de lado su tradicional discurso sobre la inclusión de minorías. Si en 2016, el diputado Boric twitteaba: “Uno de los problemas en Chile es que hay muchos chilenos. Bienvenidos inmigrantes!”, ahora su X se enmudece ante su propia ley para reducir los derechos de los migrantes. Tal como con el caso Monsalve el gobierno olvidó su feminismo, aquí se demuestra que su apoyo a los inmigrantes fue meramente instrumental. Si en 1818 Chile se independizó de España, este 2025 el Frente Amplio se independizó de sus principios y de su historia.