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La verdad

Los hechos en la vida política, económica y social también son concretos, pero las opiniones sobre esos hechos de ninguna manera significan la verdad, sino sólo una verdad entre tantas.

Días atrás, en la conferencia sobre democracia realizada en la Universidad Adolfo Ibañez, la diputada del partido popular español, Cayetana Alvarez de Toledo, remarcaba la necesidad de reconocer hechos como verdaderos como punto de partida para poder conversar y generar acuerdos en política.

Claro, intentaba justificar su argumento a partir del ejemplo de que sobre la mesa en la que estaba conversando había tres vasos de agua, un hecho cierto y concreto, porque había efectivamente tres vasos y no cinco, o dos.

Los hechos en la vida política, económica y social también son concretos, pero las opiniones sobre esos hechos de ninguna manera significan la verdad, sino sólo una verdad entre tantas.

Si hablamos de que en los tiempos violentos de guerrilla y de dictaduras hubo muertos y asesinatos, nadie puede decir que ese hecho no fue concreto. Los guerrilleros revolucionarios aceptaban el hecho de haber matado y daban su verdad de porqué lo hacían, frente a otras verdades opuestas. Las dictaduras de entonces, en general, no negaban la represión ni las desapariciones, dando su propia verdad acerca de lo que ellos planteaban como una guerra, lo que para otros no era tal cosa.

En economía, la inflación; el déficit fiscal; el crecimiento; la pobreza, son hechos concretos demostrados cuantitativamente, pero es la percepción de ese hecho lo que hace que no haya una sola verdad sobre esos conceptos. Hay o no hay inflación es un hecho, el significado no genera una sola verdad.

Los hechos son situaciones concretas que de nada sirven si no le ponemos nuestros valores, porque a partir de esos valores describimos situaciones para así prescribir las decisiones que tomamos.

Volviendo a la conferencia, la diputada Cayetana Alvarez de Toledo planteó y felicitó al pueblo chileno por su rebeldía a votar el rechazo a la nueva Constitución promovida desde la izquierda. Un hecho concreto.

Pero también omitió que la respuesta a esa nueva Constitución, esta vez planteada desde la oposición, también fue rechazada, otro hecho concreto.

Los hechos fueron, las verdades que los justifican no son únicas.

En el primer intento Dios no existía, en el segundo intento Dios existía.

¿Dios existe?

Hablar de hechos sin ponerle valores hacen que los hechos sean cosas sin significado, por lo que el valor y el esfuerzo de la política no es consensuar el hecho en sí mismo, sino los valores con los que se califica al hecho, lo que en sí constituye un conflicto. La cualidad del político es lograr persuadir para unir considerando los valores de los demás, pero construyendo un objetivo superior que termine con el enfrentamiento.

Ese enfrentamiento que, por ejemplo, ha contaminado a la política chilena y que se refleja en cada carrera electoral. Si Chile no logra acordar ese objetivo superior que sirva como integrador, y como elemento determinante para paz social, seguiremos discutiendo verdades mentirosas, lo que termina erosionando a la democracia.

Hablar de la verdad es una instancia para obligar a creer, y la democracia no obliga a creer, sino que libera al creer.

En un espacio de convivencia cívica, la tolerancia por los valores con los que otros juzgan los hechos es el atributo que determina la madurez de una sociedad.

Y sobre esa madurez, construir.

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