Tiembla Lavín: los 33 siguen siendo rentables para Golborne

Al mediodía, la coordinadora del Programa de Opinión Pública del CEP, Carolina Segovia, dio a conocer los primeros resultados de la encuesta de noviembre-diciembre. Y como el Presidente Sebastián Piñera apenas bajó su aprobación en un 1%, del 45 al 44%, el foco se centró en el mayor beneficiario de los números: el ministro de Minería, Laurence Golborne.

Al preguntar a los 1.436 encuestados por la figura mejor evaluada de cada coalición, los ganadores fueron Michelle Bachelet con un 38% de los votos -a quién le extraña- y Laurence Golborne, con un 30%. Y estar a la par de la ex mandataria con mayor nivel de aprobación y con menor disminución de su popularidad al salir del gobierno –Ricardo Lagos, el ex “Capitán Planeta”, apenas tuvo el 3%-, es una categoría que no pasa desapercibida. Sobre todo si se destrona a Joaquín Lavín, ministro de Educación y eterno presidenciable de la UDI, quien obtuvo apenas un 14%.

En la CEP, el tipo de pregunta no altera el producto. El porcentaje de aprobación de los mismos personajes no cambia el orden de preferencia, ya que la encuesta revela un 85% de aprobación de la ex Presidenta; un 81% de Golborne -ministro al que la gente ni siquiera conocía cuando se le evaluó por primera vez en la CEP- y un 61% de Lavín. 

La aprobación de Bachelet no le extraña a nadie, y la de Golborne, preocupa a quienes se perfilan como los presidenciables de la Alianza por el Cambio: Lavín y el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter -quien tuvo apenas un 5% cuando preguntaron por la figura más destacada de la coalición.

Respecto a la percepción de si el país está progresando, un 49% respondió que sí, pero un porcentaje casi igual de alto -43%- opinó que está estancado. La evaluación de las coaliciones se inclina más hacia esa percepción negativa, ya que la Alianza por el Cambio obtuvo un 41%, y la Concertación bajó cinco puntos respecto de la medición anterior, obteniendo un 24%.

Según Carolina Segovia, la encuesta “muestra una suerte de malestar o de desapego respecto de lo que está ocurriendo. La evaluación económica es relativamente buena y las perspectivas para el próximo año son positivas, pero no aparece la conexión entre eso y la evaluación que se hace del gobierno”.