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3 de Agosto de 2011

Bajan muertes y aumentan controles a casi un año del accidente de los 33 mineros

Según las cifras de Sernageomin desde el accidente, la cantidad de fallecidos en la minería chilena se redujo a la mitad, mientras que el número de fiscalizadores aumentó de 18 a 34, aunque aún hay 5.000 pequeñas faenas no registradas en el país.

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Desde el accidente que hace casi un año dejó atrapados a los 33 de Atacama, la cantidad de fallecidos en la minería chilena se redujo a la mitad, mientras que el número de fiscalizadores aumentó de 18 a 34, aunque aún hay 5.000 pequeñas faenas no registradas en el país.

Así lo explicó hoy, en entrevista telefónica con Efe, el director nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), Enrique Valdivieso, encargado de supervisar las explotaciones mineras, que en la actualidad ocupan a 200.000 trabajadores.

Desde el derrumbe en la mina San José “ha habido un cambio drástico en todo orden de cosas”, opina el director, que resalta que, si en el primer semestre de 2010 hubo 27 fallecidos en la minería, en el mismo periodo de este año la cifra se redujo a doce.

En julio pasado murieron otros dos obreros, pero por el momento se está lejos de alcanzar el promedio anual de 35 fallecidos que se registró entre 2000 y 2010, año que fue, precisamente, el más negro, con 45 fallecidos en las minas.

Valdivieso lleva desde enero al frente de ese servicio, duramente cuestionado por no supervisar de forma estricta el yacimiento donde los 33 operarios quedaron atrapados hasta que en octubre fueron rescatados de las entrañas de la tierra.

En esa mina habían fallecido tres obreros y, un mes antes del derrumbe que el 5 de agosto de 2010 dejó atrapados a los 33, otro desprendimiento de roca alcanzó a un operario, Gino Cortés, y le provocó la amputación de una pierna.

La exiguas medidas de seguridad quedaron al descubierto cuando se supo que la mina no tenía vías de escape, lo que en los primeros momentos obligó a los rescatistas a intentar descender por la chimenea de ventilación, que luego también colapsó.

En marzo, una comisión investigadora de la Cámara de Diputados acusó a los dueños del yacimiento de ser los principales responsables del accidente, pero apuntó en segundo lugar al Sernageomin por no cumplir su obligación legal de fiscalizar el funcionamiento de la veta.

El mes pasado, 31 de los 33 mineros presentaron una demanda por 7.750 millones de pesos (16,66 millones de dólares) contra el Estado chileno por las presuntas negligencias cometidas por el Sernaogeomin.

“Todo chileno puede reclamar y tiene su derecho”, admite Enrique Valdivieso, quien explica que este litigio quedará en manos del Consejo de Defensa del Estado, responsable de velar por las instituciones estatales.

Sin embargo, el nuevo director asegura que el servicio ha experimentado un notable cambio y considera que “la seguridad en minería ha mejorado de forma sustancial en los últimos meses”.

Según explica, el número de fiscalizadores, que el año pasado era de 18, ascendió a 34 y, al terminar este año, aumentará hasta los 45.

Esta cantidad puede parecer pequeña para la ingente labor que debe desempeñar el servicio, pero para Valdivieso “lo importante aquí no es el número de fiscalizaciones, sino que teniendo los fiscalizadores” se podrá difundir una cultura de prevención de riesgos laborales.

Por eso, añade, el Sernageomin “no solo está fiscalizando más o mejor, sino capacitando más”.

“Este año vamos a capacitar a más de 1.925 trabajadores y la idea es que puedan llegar a las faenas mejor instruidas y hacer un buen trabajo de fiscalización interna”, apunta.

Sin embargo, la tarea es ardua, porque de las 8.000 faenas que existen en el país, sólo 3.000 están registradas, aunque, según Valdivieso, eso no supone que el resto sean ilegales ni que estén en un limbo legal.

Se trata más bien de pequeñas explotaciones en las que trabajan, de forma artesanal, de ocho a veinte personas.

“En los próximos tres años queremos al menos duplicar el número de faenas registradas y tener el 70 u 80 % de las faenas mineras catastradas, y con una buena capacitación y programas de inspección y fiscalización”, explica Valdivieso.

Por ello, pese a los avances realizados y con los retos pendientes, Valdivieso admite que “descartar que haya otro accidente el día de mañana es difícil”. “Pero la meta del Sernageomin es lograr cero accidentes en la minería”, apostilla.

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