Secciones
País

Gobierno entrega nota de protesta a Bolivia por reloj con mapa de territorio chileno

“Considera que esta sorprendente representación cartográfica constituye un gesto inamistoso hacia nuestro país”, aseguró Heraldo Muñoz.

El gobierno envió una nota de protesta a Bolivia por un reloj con la forma del país andino que La Paz regaló a los asistentes a la reciente cumbre del G77, al que se le agregó una porción de territorio chileno y una salida al mar.

La nota de protesta fue entregada este jueves a la cónsul general de Bolivia en Chile, Magdalena Cajías, quien concurrió a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores a recoger el documento.

La protesta por el reloj había sido anunciada este miércoles por el Canciller, Heraldo Muñoz, quien señaló que el gobierno “considera que esta sorprendente representación cartográfica constituye un gesto inamistoso hacia nuestro país”.

“Además, contradice las seguridades que entregó el gobierno de Bolivia en el sentido de no introducir elementos ajenos a la agenda en la Cumbre del G77”, añadió.

“A ningún observador se le escapa que con este mapa se alientan irredentismos superados por la historia”, comentó el jefe de la diplomacia.

En La Paz, al presentar el reloj, el canciller boliviano, Davidf Choquehuanca, afirmó que “este reloj que presento ahora tiene además un mapa con nuestro mar, nuestro litoral, que nos tiene que recordar que nuestro mar es irrenunciable. Tenemos que recordar eso todos los días, todas las horas, todos los minutos”.

Notas relacionadas







José Antonio Kast, el rebelde de la UDI que cambió el paradigma de la derecha chilena para llegar a La Moneda 

José Antonio Kast, el rebelde de la UDI que cambió el paradigma de la derecha chilena para llegar a La Moneda 

El abogado de 59 años llegó a La Moneda tras tres candidaturas presidenciales y un camino marcado por desafiar a la dirigencia de su propio sector. Desde su formación en la UC bajo la tutela de Jaime Guzmán hasta la fundación del Partido Republicano, la trayectoria de Kast es la historia de un hombre que aprendió que en política el poder no se pide: se toma.

Daniel Lillo