Hace exactamente ocho años comenzó a funcionar Transantiago, el sistema que buscaba dejar en el olvido a las micros amarillas y mejorar la locomoción de la capital, pero que en la práctica tuvo todo tipo de consecuencias negativas.
Forados de dinero, tacos, problemas de frecuencia, esperas eternas, viajes apretados: durante el tiempo que lleva operativo el sistema de transporte público capitalino y que prometía cambiar la cara de la congestionada capital, simplemente no ha funcionado bien y los más perjudicados -como suele ocurrir en estos casos- fueron los ciudadanos.
Una historia que tiene muchos recuerdos amargos y que simplemente han demostrado que el tiempo no ha sido suficiente para lograr el ajuste a un sistema que comenzó mal y que todavía genera dolores de cabeza al país.
Un descontento que es evidente, que a estas alturas ya se toma con humor, tal como se refleja en los cientos de memes que circulan en internet y las redes sociales.