Más de 100.000 personas han sido evacuadas durante esta jornada en cinco localidades cercanas a la ciudad de Melbourne, en Australia, mientras la intensidad de los incendios forestales no da tregua y los planes para año nuevo se mantienen.
Las elevadas temperaturas avivaron los focos de incendios al sureste del país, por lo que autoridades locales decretaron estado de emergencia en la segunda ciudad más poblada de Australia, e instaron a los residentes a “actuar inmediatamente para sobrevivir”.
Asimismo, en Nueva Gales del Sur un bombero voluntario murió y otros dos sufrieron quemaduras después de más de cinco horas combatiendo el fuego en el suroeste de Sídney.
La primera ministra de dicho estado de Australia, Gladys Berejiklian, calificó como desgarrador el fallecimiento del voluntario. “Un valiente bombero ha perdido la vida protegiendo a la comunidad al este de Albury”, dijo.
Just heartbreaking. A brave firefighter has lost their life protecting the community east of Albury. Words fail at times like this.
— Gladys Berejiklian (@GladysB) December 30, 2019
Las temperaturas han alcanzado los 49,8 grados y el agotamiento de los bomberos ante el fuego no cesa.
Hasta la fecha, han muerto 11 personas, más de mil viviendas han sido destruidas y más de tres millones de hectáreas han sido completamente abrasadas.
Fiesta de Año Nuevo
A pesar de los devastadores incendios forestales en Australia, en Sídney, las autoridades locales afirmaron que la tradicional fiesta de Año Nuevo se realizará “tal como estaba previsto”.
Más de 4 millones de dólares son los que se invirtieron en el espectáculo de pirotecnia más grande del país y gran parte de la población ha criticado la decisión, indicando que sería mejor utilizar ese dinero en apoyar a los bomberos voluntarios y a los granjeros devastados por una brutal sequía y los incendios.
Una petición online que lleva más de 260 mil firmas indica que el show de fuegos artificiales puede “traumatizar a algunas personas”, y es que “ya hay suficiente humo en el aire”.
Un portavoz de la administración municipal de Sídney señaló que apreciaba “la preocupación” de quienes se oponen al espectáculo, pero expresó que la cancelación de la fiesta tendría “poco efecto práctico para las comunidades afectadas”.
