Pocas semanas antes de morir y en medio de los cuidados paliativos por el cáncer que padecía, Roberto Fantuzzi me dio esta, su última entrevista. Soy amiga de la familia desde la adolescencia, así que nos conocimos por décadas y siempre nos gustó conversar. La entrevista fue, en realidad, un ejercicio para la posteridad. Lo sabían él, su señora, sus hijos y nietos presentes. Una oscura tarde de otoño, todos reunidos en la pieza donde pasó sus últimos días, escucharon las reflexiones del marido incansable, del papá comunicador y del abuelo que subía videos en redes sociales que al principio les daban vergüenza, pero luego los llenaba de orgullo. Ante el fin inevitable, Roberto Fantuzzi aprovechó el momento para dejar un mensaje de optimismo, resiliencia y amor por Chile.
-Roberto, ¿cómo te sientes hoy?
-En una situación bastante difícil. Pero también quisiera seguir aportando a nuestro país. Creo que tenemos mucho. A veces somos demasiado críticos de cualquiera de los cuatro gobiernos anteriores. Les hemos tirado mucha… no quisiera usar la expresión, pero la voy a usar: les hemos tirado mucha mierda, sin tratar de construir un país distinto.
-Y siempre te ha preocupado eso…
-¿Por qué me ha preocupado? Porque el modelo chileno fue un modelo que tuvo muy buenos resultados al inicio, pero pésimos resultados finales. Hoy día seguimos con una salud relativamente mala y una educación horrible, pésima. Los trabajadores tienen solo un 50% de comprensión de lo que leen. Si de verdad estamos en un período de conocimiento, tenemos que invertir, invertir e invertir en educación y capacitación. Y no lo estamos haciendo. Y la cultura… antes se hacían cosas. Hoy, lamentablemente, no se ha llegado a nada.
-La identidad se ha ido perdiendo, dices tú…
-Uno de los temas importantes, en mi opinión, es el de TVN, el canal público. ¿Tiene que ser financiado o no? Yo creo que sí. La televisión pública tiene que ser financiada por el Estado. Es como que no haya universidades financiadas por el Estado. Si la universidad no es para lucro, es para educar, capacitar, para el conocimiento, la investigación, la innovación.
-¿Y cómo se hace? No le alcanza la plata para todo a nuestro país…
-Nunca va a alcanzar la plata para todo. Lamentablemente escuché al presidente Eduardo Frei decir en un momento que a él le sobraba la plata (discurso de Frei Ruiz-Tagle en Icare, a comienzos de este año, sobre las finanzas en su gobierno). Yo creo que estaba mal invertida la plata, que son dos cosas distintas. Es muy importante cómo se invierte la plata en educación. Es cosa de ver a los coreanos: tenían crecimientos menores que los nuestros y hoy son muy superiores. Tienen grandes empresas, hacen barcos, celulares, autos, mil cosas.
Del éxito a la quiebra
Como un “disléxico social” y un “mulato político” se definía este hijo de inmigrante italiano que fundó la fábrica de aluminios y enlozados Fantuzzi. Siempre tendiendo puentes e ignorando las barreras ideológicas y de clase tan propias de nuestro país. Roberto y su hermano Ángel trabajaron en la empresa con sede en Cerrillos por décadas. Conocieron la gloria gracias a la producción de ollas, cocinas, estufas y hasta lavadoras los 30 años que funcionó, entre 1968 y 1998. Sobrevivieron a la toma de los trabajadores en la Unidad Popular, pero no pudieron evitar la quiebra tras la apertura total de la economía industrial a principios de los 90.
-Has vivido tantos momentos distintos de Chile, ¿cuál ha sido tu época favorita?
-A mí me ha gustado mucho lo que he hecho en mi vida. Y lo demuestro con una estupidez… estuve 40 años sin veranear. Porque me gustaba lo que estaba haciendo. Me encantaba salir a las 6 de la mañana a trabajar, conversar con los trabajadores. Aunque teníamos conflictos, sindicatos fuertes, etcétera. Para mí, el trabajo ha sido una de mis funciones principales porque genera dignidad como persona. También he hecho grandes embarradas, pero he tratado de hacer lo mejor posible en mi vida.
-¿Y cuál es la fórmula para tener una buena relación con los trabajadores?
-Generalmente con los trabajadores tuvimos buenas relaciones, pero también malas… hay que decirlo. Fue muy bonito el otro día que fui a ver a algunos miembros del sindicato que nos hizo una huelga de 71 días… lloré. Me he puesto llorón con la enfermedad. Una de nuestras grandes fallas como país es el aspecto social. Hemos sabido responder frente a lo económico, pero no hemos sabido responder frente a lo social. Don Ernesto Ayala, cuando era presidente de la Sociedad de Fomento Fabril, se preocupaba de las casas de los trabajadores con sistemas de ahorro. Existían equipos de fútbol al interior de las industrias: INSA, FENSA… el deporte era importante en las empresas.
-Y eso se perdió…
-Se ha perdido esa unidad, los asados de fin de año en que conversabamos con los trabajadores… Prendió tanto el asunto de las AFP, de ser individualista -no digo que no haya producido cosas positivas, no fue todo negativo-, que hoy falta sumar fuerzas. Cómo logramos sumar las fuerzas para lograr hacer un Chile distinto, más unido.
-¿Y por qué crees que los empresarios a veces tienen mala fama?
-No es que tengan mala fama. Hemos cometido errores garrafales. En esto también han caído los políticos, los militares, la Iglesia… muchos sectores, no solo los empresarios. Pero uno tiene que preocuparse de su sector, de por qué lo estamos haciendo mal, qué estamos haciendo incorrecto. Si no lo hacemos -algunos empresarios me van a retar- vamos a volver a tener un estallido social. Porque efectivamente es importante que un trabajador tenga su casa y que se sienta partícipe de un sistema no individualista.
¿Chile sin inmigrantes?
Además de su trabajo empresarial y gremial, Fantuzzi dedicó parte importante de su vida a causas sociales. Desde muy chicos llevó a sus hijos a hospederías y poblaciones. En una época fue sistemáticamente a las cárceles de hombres y mujeres a ofrecer capacitación y escuchar historias de vida que muy pocos quieren escuchar. Últimamente le preocupaban fenómenos recientes como el de la migración.
-A tu juicio, ¿cuál es el tema más importante hoy en Chile?
-Tenemos que hacer estudios de la situación de los inmigrantes, hago un llamado principalmente a las universidades. ¿Qué es Chile sin inmigrantes? Esa es la pregunta. ¿Qué es Chile sin los alemanes, sin los judíos, sin los árabes? Yo creo que ese diálogo de futuro hay que ponerlo en la mesa. He tratado de citar a algunos embajadores con el objeto de evaluar cuáles han sido los aportes de sus comunidades. Y tenemos que cambiar la actitud frente a los actuales inmigrantes, porque ha habido oleadas buenas y malas. Tenemos que cuidar las buenas y tratar de corregir las malas, pero no tratarlos en forma inhumana.
-Hablemos de probidad. Cuando ves que muchos funcionarios abusan de las platas públicas, ¿crees que hay una pérdida de valores? ¿Cómo se soluciona eso?
-El que se fue de vacaciones estando con licencia cometió un error y un delito. Eso se va a tener que corregir. El tema es que a veces somos terriblemente lentos en hacerlo, todo termina en letra muerta.
-¿Es aprovechador el chileno, es pillo?
-Todos son pillos en todas partes. Cuando el cabro chico copia en el colegio, el papá dice “el cabro pillo que me salió”, y es un robo. En todos los países hay pillos. Es cosa de ver el caso del presidente de uno de los países más grandes del mundo, que fue juzgado y condenado y sigue gobernando. El que no tiene recursos, cae a la cárcel.
-¿Qué es lo más importante que tus nietos debieran saber de ti?
-Que fui una persona común y corriente y que le hice empeño. Que se rían de las cosas malas… que no se acuerden del viejo gruñón que los molestaba.
-¿Y qué consejo les darías?
-Creo que lo más importante es tener la cara limpia. Saber que lo que hemos hecho, lo hemos hecho con buena voluntad, cariño, ansiedad por lograr los objetivos y no este eterno mirarnos a los ojos con un grado de agresividad enorme. Es cosa de ver los diálogos en los programas de televisión. No es una discusión de ideas, sino que son trincheras.
-Y si pudieras volver a vivir tu vida… ¿harías algo distinto?
-No. Haría exactamente lo mismo, tratando de mejorar y con mayor creatividad. Tenemos que abrir espacios de creatividad, es clave.
Crisis de fe
Conocida es la cercanía de Fantuzzi y su familia con un sector de la Iglesia y los sacerdotes jesuitas. De hecho, la misa del velorio la ofició Fernando Montes y la de su funeral, Pablo Walker. Con Felipe Berríos fueron amigos por décadas, y colaboraron en los tiempos de Infocap, “la universidad del trabajador”. Sin embargo, en un momento tuvo una profunda crisis de fe.
-¿Cómo es hoy tu relación con Dios?
-Me he ido reencontrando gracias a conversaciones que he tenido en que uno aprende cualquier cantidad. Pero no lo suficiente. Me cuesta buscarle el significado al final de la vida. Pero haré el esfuerzo, y si tengo que enfrentarlo, ojalá que lo haga bien.
-¿Y dónde crees tú que se va uno?
-Creo que todos nos vamos al lugar que nos corresponde. Y pienso que el 99,9% de la gente es buena. Nunca he dudado de ninguna persona, incluso de aquellos que han hecho daño o que han cometido delitos por alguna razón. Ahora quieren bajar la edad de imputabilidad juvenil, que sea menos de 14 años. Yo digo: ¿quién de ustedes ha estudiado a ese niño? ¿En qué colegio estudió? ¿Qué padres tuvo? ¿Tuvo facilidades? Algunos te van a contestar: “Eso es flexibilizar al máximo”, puede ser. Pero yo me haría esas preguntas antes de condenar a un muchacho.
-¿Algún mensaje final antes de terminar la entrevista?
-Ánimo, ánimo, ánimo.