“Ser el espacio donde conversen las derechas”. Así proyecta José Francisco Lagos el rol de RES Pública, centro de estudios del cual es director, de cara al próximo ciclo político.
Hoy, sin embargo, el panorama en la oposición es difuso. La semana pasada, Evelyn Matthei y Chile Vamos emprendieron una dura arremetida contra José Antonio Kast, acusándolo a él y su partido de “campaña sucia”. Esto en medio de la baja de Matthei en las encuestas, y la consolidación de Kast en la parte alta de los sondeos.
Sobre la reciente polémica, José Francisco Lagos cuestiona la estrategia empleada por Chile Vamos y su abanderada, señalando que “los candidatos tienen que ser capaces de sobreponerse a ese ecosistema que se ve en las redes sociales. Intentar hacer de eso una especie de yo soy una víctima sacrificial de lo que está pasando, me parece que es errar completamente el foco“.
En ese sentido, el director de RES Pública identifica un problema más de fondo: “Evelyn Matthei y Chile Vamos están replicando los problemas que tiene la coalición en la campaña. Y el problema es que no hay proyecto político“.
Asimismo, apunta a que hay mucho aún dónde escarbar en las posiciones que ha tenido Jara como militante del PC y ex ministra del Gobierno del presidente Gabriel Boric.
“Cuando el Partido Comunista chileno celebra a Fidel Castro, al Che Guevara, al dictador de Corea del Norte, no lo hace pensando en el siglo pasado, lo hace ahora y con ella militando en ese partido“, advierte.
—Tomando como base las últimas encuestas, ¿en qué estado está la presidencial en este momento?
—Creo que hay una especie de calma después de una tormenta que fueron las primarias. Había dudas respecto al efecto que iba a tener la primaria y finalmente ésta logró estabilizar las preferencias por Jeannette Jara y una vez que se estabilizó eso, ya empezamos a ver números más normales por el lado del oficialismo. De todas formas, lo que vemos es que a Jara, para ser la única figura del oficialismo, no le va tan bien en primera vuelta. Y ya en segunda vuelta derechamente son favoritos los dos candidatos competitivos de oposición.
—¿Y por el lado de la derecha?
En la oposición vemos la consolidación de José Antonio Kast en el primer lugar. Evelyn Matthei bajó abruptamente, pero se ha estabilizado en su nivel, por así decirlo. No termina de ser un desfonde. Pero aún así, para ser la candidata de una coalición que tiene muchos diputados, muchos alcaldes, muchos concejales, muchos CORES, tampoco podría ser tanto menos, porque hoy día tiene alrededor de un 10% de las preferencias.
—¿No crees que pueda seguir bajando?
—Creo que ese porcentaje es un piso en el que deberían estar todos los ánimos como para que ese sea el punto de inflexión y no que siga bajando. Sería muy raro que pueda seguir bajando con toda esta infraestructura que tiene Chile Vamos, porque si eso sucede ya no solamente sería un problema de la candidatura, sino del proyecto político de Chile Vamos en su conjunto.
—Matthei por primera vez pasó a la ofensiva acusando a José Antonio Kast y el Partido Republicano de una campaña sucia, incluso “asquerosa”. ¿Cree que es el camino rivalizar con Kast apuntando a eso, o se está equivocando de estrategia?
—Yo veo dos variables en sí mismo: si es que va a ser José Antonio Kast o Jeannette Jara el rival, pero una segunda derivada es si es que el victimismo es la fórmula de aproximarse a esa rivalidad. Y sobre lo segundo me queda claro que es un error de estrategia, porque las candidaturas y las campañas, sobre todo en tiempos de redes sociales, son muy duras. Estamos acostumbrados a que la política tenga descalificaciones por parte de cuentas falsas, etc. Y los políticos tienen dos opciones: tomarse eso como personal o verdaderamente salir de ese ruido y lograr proponer su idea al país.
Y en este caso, cuando nosotros vemos las cosas que le dicen a los otros candidatos, no son tanto menores a las cosas que le han dicho a Evelyn Matthei, que me parecen desagradables, que no se debería promover, que deberían condenarse —yo estoy de acuerdo con eso—, pero basar como la estrategia comunicacional en “estoy siendo víctima de un ataque de unos bots”, me parece que es muy poco sólido.
—Le pasó a Boric también.
—Exacto. Y el peor momento del presidente es cuando permite que comentarios de redes sociales, de cuentas anónimas, le hagan ruido respecto a las cosas que se supone que tiene que proponer al país.
Ciertamente es lamentablemente que ese sea el escenario. Pero los candidatos tienen que ser capaces de sobreponerse a ese ecosistema que se ve en las redes sociales. Intentar hacer de eso una especie de “yo soy una víctima sacrificial de lo que está pasando”, me parece que es errar completamente el foco porque es difícil que los chilenos se vean reflejados en alguien que tiene como motivo de movilización ser víctima.
—Pero la apuesta sería dejar ver a Kast como el “victimario” en el contexto de este ataque de bots.
—Es que eso lo hemos visto en todos lados. La cantidad de cuentas con un árbol que era el símbolo del presidente Boric y que dicen cosas terribles también es una situación que es sabida. Y uno se pregunta, ¿estará el presidente Boric coordinando a esas personas para que digan esas cosas? A mí me parece que no.
Y, además, esto no es nuevo: cuando se instaló el jefe de campaña de Evelyn Matthei, también empezaron acusó al gobierno de usar bots para atacar a su candidata. Y eso quedó en nada. Y en vez de estar peleando con los bots, el foco deberían ser las propuestas que se tienen para el país.
—Si esa no es una buena estrategia para confrontar a Kast, ¿cual sí lo sería?
—A mí me parece que candidaturas como la de Evelyn Matthei deberían mirar con mucho más interés lo que hace en España, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso o Cayetana Álvarez de Toledo. Ellas, lo que hacen básicamente es que en vez de generar un conflicto constantemente con su flanco de derecho, en ese caso Vox o en este caso el Partido Republicano, lo que hacen es ocupar ese espacio.
A Vox en Madrid le va mal, no porque haya un constante conflicto entre Isabel Díaz Ayuso y sus líderes, sino porque Isabel Díaz Ayuso ocupó el espacio del antagonismo respecto al gobierno. Si la candidatura de Evelyn Matthei no ocupa el espacio de ser el antagonista por definición del gobierno, evidentemente se le van a abrir otros flancos, porque las personas que hoy día no están contentas con este gobierno están buscando a alguien que se les enfrente, entre comillas, al oficialismo.
—¿El Partido Republicano sí logra ocupar ese espacio?
—Lo que pasa es que si Chile Vamos no es la mejor candidatura para enfrentar ese problema, bueno, se va a abrir otra estructura por fuera. Y eso hoy día es lo que está pasando. Porque sería un error asumir que los electores se volvieron todos más republicanos porque José Antonio Kast está primero. No. Lo que están viendo los electores es que José Antonio Kast es el que hoy día se está antagonizando de mejor manera al Gobierno de Boric y está ofreciendo un proyecto mejor de cara a enfrentar al oficialismo.
—Pero lo que uno escuchaba en Chile Vamos tras la victoria de Jara era que buscaban llegar al voto moderado o el centro.
—Hay dos cosas. Una es que me parece que como la oposición no tuvo primarias, la primera vuelta se transformó en su primaria. Y las elecciones primarias no son lo mismo que las elecciones de segunda vuelta. En la primaria uno le habla a un nicho para reforzar lo suyo. No le habla hacia todo Chile, le habla a su sector. El problema de no haber hecho primarias es que esa distancia entre hablar a tu propio sector y a todo Chile es muy poca, son cuatro semanas. Pero si uno empieza a tener una lógica de segunda vuelta, es decir, “mira, hay que hablar a los moderados para crecer”, pero te desfondas en tu propio sector, finalmente no le vas a terminar hablando a los de segunda vuelta porque simplemente no vas a llegar. Y creo que eso muchas veces no se ha aquilatado en la campaña, que en el fondo la primera vuelta es la primaria de la oposición.
—Esa es la apuesta que hizo Kast al negarse a ir a primarias.
—Claro, porque le resultó la vez pasada. Y ahora está pasando exactamente lo mismo. Entonces, dado que eso es un hecho, dado que no hubo primarias, hay que entender que la primera vuelta tiene más aspectos de primaria en la oposición que de primera vuelta. Y eso hace que el objetivo no pueda ser abandonar de hablar a los tuyos, sino que al contrario, reforzar a los tuyos y desde ahí empezar a construir y ampliar espacios. Pero si tú solamente amplías espacio y abandonas tu nicho electoral, como hay competencia, bueno, entonces se lo toma otro.
—Kast ha priorizado lo programático por sobre la contingencia. ¿Cuánto resiste esa estrategia?
—Es difícil porque obviamente te da menos despliegue, pero tiene la ventaja que puedes controlar 100% el discurso. Y eso hoy día, en los tiempos actuales, dado lo que está pasando, no solamente en Chile Vamos, sino que también en el oficialismo, cualquier persona que esté hablando a nombre tuyo puede decir cosas que no necesariamente te representan o no lo dirías de esa manera .
De todas formas, mantener esa posición de no enganchar con las polémicas que están pasando, o al menos elegir con qué enganchar, porque eso también es otra estrategia, “opinar solamente de lo que quiero”, tiene premio es muy grande: implica que puede ganar la primera vuelta, incluso hoy día lo que dice la encuesta es ser presidente de Chile. Entonces, es difícil, pero la candidatura presidencial se juega más en no cometer errores que en tantos aciertos que uno pueda tener.
—Pero cuando le toque afrontar los debates no podrá seguir evitando esos temas incómodos, ¿o sí?
—Kast tiene una ventaja que es la experiencia de haber sido candidato antes y que ya vivió el tropiezo de la segunda vuelta pasada. Además, Kast sólo tiene que velar por su partido, a diferencia de otras candidaturas. El gran problema que tiene Evelyn Matthei y Chile Vamos es que en la candidatura están replicados los problemas que tiene la coalición y que la coalición hoy día no tiene un proyecto político. Chile Vamos está en medio de una confusión, que es no tener un proyecto propio, y esa confusión se traduce en la candidatura. Y por eso vemos este tipo de cosas, de declaraciones que son contradictorias. Cuando tú eres el candidato de un solo partido, que además controlas, tienes la posibilidad de controlar el discurso. Eso no te garantiza el éxito, pero te garantiza que al menos las opiniones que tú emitas son las que tú quieres que se emitan y no las de otra persona.
—¿Dónde crees que hoy en día está la posibilidad de Matthei de pasar a segunda vuelta?
—Yo creo que volviendo a hablarle a su público natural. Uno no se pone a ampliar la casa cuando la quieren quemar. No puedes preocuparte de ampliar la base de apoyo si es que no tienes afirmado a tu grupo. Y yo creo que hoy día Chile Vamos no está afirmado, en el sentido que no hay una línea clara. Alinear a la coalición es fundamental: que los actores se transformen en replicadores del mensaje de la candidatura, y no del mensaje que cada uno quiera. Ese es el primer esfuerzo que hay que hacer.
—¿Crees que el techo de Jara es el 30% o tiene alguna posibilidad de traspasarlo?
—No, yo creo que lo puede traspasar, me parece que si hay algo en que son talentosos en la izquierda es que hacen muy buenas campañas y la elección va a terminar siendo binaria y van a estar las virtudes de Jara, pero también los defectos de quien la enfrente en segunda vuelta, y eso va a sumar un caudal de votos que quizá hoy día no está en Jara porque las personas espontáneamente no la nombran como su preferencia.
—¿Y cuál es el desafío que tiene hoy como candidata?
—Son los descuelgues mediáticos. Las personas que dicen “jamás votaría por Jeannette Jara”, independientemente que quizá no tengan una representatividad tan importante en cantidad de votos, ese tipo de cosas comunicacionalmente están diciendo algo muy potente, que aquí hay una línea roja. Y no estamos hablando de algo que sería esperable como la Democracia Cristiana, estamos hablando del Partido Socialista, que supone que es el punto focal de lo que es el Socialismo Democrático. Entonces, ver esas voces que dicen con tanto énfasis “jamás votaría por ese candidato”, y se está repitiendo constantemente, hace que ese techo sea mucho más difícil de superar.
—En el oficialismo dicen que Jara “va más allá del eje izquierda-derecha”. ¿Puede ser explotada esa veta de sacarla del debate más duro, políticamente hablando?
—Veo poco espacio de vaciarla políticamente cuando está en el oficialismo. Hay un Gobierno que va a seguir haciendo cosas. Por tanto, quiera o no va a tener que pronunciarse sobre esas cosas que haga el gobierno. No veo al presidente Boric dejando de hacer cosas porque viene la campaña. De hecho, ahora está en una cumbre con otros presidentes de la región o del progresismo, que obligan a pronunciarse sobre temas que son incómodos para Jara. Y eso yo creo que es un factor.
El segundo factor es el Congreso y los parlamentarios oficialistas. Van a haber proyectos que se van a tramitar que son complejos, donde el Partido Comunista, el Frente Amplio han votado cosas que se supone que Jeannette Jara se está intentando desmarcar, sobre todo en proyectos de seguridad o proyectos de permisología obviamente tiene que pronunciarse. Y ahí es donde está el posible problema que va a a tener Jara: no puede pretender desmarcarse de su militancia desde los 14 años y decir que ahora es una ciudadana que venía pasando y fue nombrada ministra.
—Pensando en sus rivales, principalmente en Matthei y Kast. ¿Es una estrategia acertada apretar la tecla del anticomunismo?
—Es un tema complejo, pero en este caso el tejado de vidrio que tiene jeanette Jara es incluso más grande que el propio presidente Boric. Porque acá no se trata de hablar de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, sino que hablar de las cosas que ha dicho el Partido Comunista ahora, mientras ella ha sido militante, y lo otro es de la actitud que ha tenido respecto a la democracia en el pasado reciente. Es decir, cuando el partido de Jara pidió la renuncia del presidente de la República un día después del 18 de octubre, o cuando el PC no concurrió al acuerdo por la paz ni de la nueva Constitución, por básicamente considerarlo amarillo.
No se puede decir “no, mira, nosotros somos moderados y esto es simplemente una estrategia anticomunista”, como casi que “esto es fruto de la Guerra Fría”. Me parece que todavía hay mucho por escarbar ahí y que le puede afectar a ella, entre otras cosas, porque son las decisiones que ha ido tomando. Cuando el Partido Comunista chileno celebra a Fidel Castro, al Che Guevara, al dictador de Corea del Norte, no lo hace pensando en el siglo pasado, lo hace ahora y con ella militando en ese partido.
—Hay otros candidatos que siguen puntuando, como lo es Kaiser, que al parecer ha perdido relevancia en la carrera presidencial, ¿cómo crees que pueda incidir en la elección?
—El fenómeno Kaiser me parece interesante porque creo que hoy día no se ve en el escenario que pueda bajar su candidatura. Incluso porque ya está en un 5%, 6% según la encuesta. Pero él ya creó un proyecto político propio que lo amarra. A mí me parece que fue un error haber hecho un partido propiamente tal. Quizá la estrategia del presidente Milei era más atractiva, que es hacer movimientos en el gobierno. Son momentos distintos. Entonces ya que está amarrado a un partido propio, va a tener que levantar candidatos, va a tener que apoyarlos y eso también va a hacer que, si es que le va bien en la elección, tenga un banco importante de votos en el Congreso y también de recursos para seguir existiendo políticamente. Esto no hay que olvidar: el financiamiento público de los partidos se va a definir en la elección de la Cámara de Diputados y así se distribuye los aportes. Y si tiene un 5% de los votos, va a tener un 5% de esos recursos que son un flujo bastante importante para seguir existiendo políticamente.
—¿Y el caso de Parisi? Es el que más ha crecido en los últimos meses fuera de los que están arriba.
En el caso de Parisi es particular. Algunos lo señalan a él como de oposición y que quizá él se ha manifestado crítico del gobierno, pero una cosa distinta es que su electorado sea de oposición. Y yo creo que ahí hay que ser muy finos a la hora de distinguir porque hoy día el electorado de Parisi que ya va creciendo es tan voluble que es imposible adosarlo a un proyecto político en particular. Decir “de lo que saque Parisi todo se va ir a Evelyn Matthei o a José Antonio Kast”, imposible saberlo porque ya se ha comportado de manera bien curiosa especialmente en la última elección y un poco lo que pasó: hoy día vemos los diputados que eran del Partido de la Gente todos en lugares completamente distintos y eso me dice que eso no era un partido. Y esto en la práctica se refleja en que lo de Parisi tampoco es una candidatura propiamente tal. Porque uno no sabe cuál es su proyecto político ni su idea de país.