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18 de Junio de 2013

"¡La educación no es un derecho!": 7 frases de la columna que enfureció a los tuiteros

A través de una columna publicada en el diario El Mercurio, el director ejecutivo de la Fundación para el Progreso escribió por qué considera la educación como un bien de consumo.

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A través de una columna publicada en el diario El Mercurio, el director ejecutivo de la Fundación para el Progreso, Axel Kaiser, escribió por qué considera la educación como un bien de consumo y no como un derecho.

En el texto titulado “¡La educación no es un derecho!”, Kaiser realiza un relato donde defiende el libremercado en la educación, lo que despertó de inmediato la reacción de los usuarios de Twitter, especialmente desde el mundo estudiantil.

En El Dínamo te dejamos con las mejores frases del texto:

-“La sociedad” no es más que una abstracción, y las abstracciones, a diferencia de los individuos, ni pueden ser titulares de derechos, ni por supuesto tampoco sujetos de obligaciones.

-Un derecho llamado “social”, entonces, no es más que una exigencia de beneficios materiales que un grupo determinado de individuos plantea a otro grupo en general indeterminado de individuos sin ofrecer una contraprestación a cambio.

-“Políticos y académicos afirman una y otra vez que esta es un “derecho”. Pero la educación, aunque el dogma de moda diga lo contrario, es un bien económico, y no un derecho. Los bienes económicos por definición son escasos y satisfacen necesidades o deseos. La educación claramente cuadra con esa definición.

-De ahí que el problema educativo sea uno esencialmente económico; es decir, de creación y asignación de recursos, y no ético o de “derechos”.

-La diferencia esencial entre un derecho colectivo o “social” y derechos negativos, como la libertad de expresión, la vida o la propiedad, es que los primeros -que podemos llamar falsos derechos-, al referirse a bienes económicos, exigen que alguien sea forzado a trabajar para satisfacerlos.

-El resultado de esta concepción colectivista de los derechos es así una perversión del rol del Estado, el que ya no actúa como protector de la libertad personal, sino, por el contrario, como su principal agresor. No es casualidad que las dictaduras socialistas hayan sido las grandes promotoras de los derechos “sociales”.

-Puesto que las necesidades -como los deseos de los políticos de mantenerse en el poder- son ilimitadas y los recursos son escasos, entonces la satisfacción consecuente de los “derechos sociales” solo puede llevar a una espiral de gasto, impuestos y deuda, cuyo desenlace final inevitable es la crisis del sistema económico y democrático.

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