Este sábado los ciudadanos en Chile deberán realizar un nuevo cambio de hora, una modificación que afecta la rutina diaria de toda la población y que puede generar diversos efectos negativos en muchas personas.
De acuerdo a la normativa vigente, cuando sean las 23:59 de este 6 de septiembre, los relojes tendrán que adelantarse en una hora, marcando inmediatamente la 01:00 de la madrugada del domingo 7.
Este ajuste de horario se aplica en la mayor parte del país, aunque hay algunas excepciones como la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, que mantienen un solo horario durante todo el año.
En ese contexto, el cambio de hora suele generar diversas reacciones en la población, ya que afecta el sueño y la rutina diaria. No obstante, autoridades recalcan que este sistema busca un mejor aprovechamiento de la luz solar, lo que permitiría reducir el uso de iluminación artificial.
¿Listo para el cambio de hora?: esto debes saber sobre sus efectos en la salud
Sociedades médicas internacionales, incluida la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño (SOCHIMES), recomiendan eliminar el cambio de hora estacional y mantener de forma permanente el horario de invierno, ya que se según han indicado, se ajusta mejor al huso horario geográfico natural.
En conversación con EL DÍNAMO, Nicole Rogers, neuróloga de Clínica Universidad de los Andes, explicó que el cuerpo humano funciona en base a un reloj biológico que regula procesos vitales como el sueño, la vigilia, la temperatura corporal y la liberación de hormonas.
“Este cambio de horario es más complejo, ya que implica pedirle al cerebro dormir una hora antes
de lo habitual, en un contexto en que la oscuridad llega más tarde, por lo cual recibimos menos
señales naturales para iniciar el descanso”, dijo.
Esta modificación horaria puede provocar síntomas similares a los del jet lag, como fatiga, somnolencia diurna, dificultad para concentrarse e irritabilidad, especialmente en los primeros días de adaptación,
Además de los efectos en el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo, el cambio de hora también puede influir en la salud física, debido a la desregulación del sueño y del estrés en el organismo.
La especialista enfatizó en que “dormir bien no solo influye en cómo nos sentimos al día siguiente, sino también en nuestra memoria, concentración, estado de ánimo e incluso en la salud cardiovascular y metabólica. Adaptarse de manera adecuada al cambio de hora es clave para prevenir alteraciones en el descanso y en la calidad de vida”.
En ese contexto, la especialista entregó cinco recomendaciones para adaptarse mejor al cambio:
- Conciliación el sueño: en los días previos, acostarse y levantarse 20 minutos más
- temprano.
- Rutinas consistentes: mantener horarios regulares para dormir y despertar, incluso los fines de semana.
- Preparar el entorno: crear un ambiente más oscuro y tranquilo antes de dormir, enviando al cerebro las señales adecuadas.
- Evitar pantallas: no usar celulares, computadores ni tablets al menos una hora antes de acostarse, ya que la luz azul retrasa el inicio del sueño.
- Alimentación y actividad física: preferir comidas livianas y realizar ejercicio en horarios diurnos, evitando actividad intensa justo antes de dormir.
Cómo afecta a las personas neurodivergentes
Para quienes viven con autismo, TDAH u otras condiciones del neurodesarrollo, el cambio de hora puede significar un desafío extra.
Melissa Álvarez Majmud, neuróloga especialista en neurodesarrollo y directora del Centro Neuro Estímulo, señaló que en estos casos la transición horaria puede generar alteraciones más marcadas en el sueño y el funcionamiento diario. “Sí, las personas neurodivergentes suelen verse más afectadas por los cambios de hora. Por eso es clave anticiparse y realizar ajustes graduales”, dijo.
Es por ello, que recomendó los siguientes pasos si en tu familia hay personas neurodivergentes:
- Ajuste progresivo del horario: adelantar o retrasar la hora de acostarse y levantarse en intervalos de 10 minutos por día, a partir de una o dos semanas antes del cambio.
- Manejo de la luz: aprovechar la luz natural en las horas adecuadas para regular el ciclo circadiano y, si es necesario, usar iluminación artificial estratégica.
- Rutinas estables: mantener horarios consistentes de comida, actividad física y descanso para reducir el impacto del cambio.