Cinco días después del funeral de Giorgio Armani, se abrió en Milán el testamento del legendario diseñador italiano. En él, dejó instrucciones precisas para la continuidad de su grupo de moda, incluyendo la apertura a inversores externos y una posible salida a bolsa.
El documento establece que, en un plazo de 12 a 18 meses, deberá venderse una participación del 15% de Giorgio Armani SpA, con preferencia para grandes grupos como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica. Si no se concreta la venta, la alternativa es una salida a bolsa dentro de tres años, siempre que así lo soliciten Pantaleo Dell’Orco —mano derecha de Armani— y uno de los nietos del diseñador. En ese caso, la Fundación Giorgio Armani conservaría un 30,1% de la empresa.
Además, el testamento de Armani prevé un posible cambio de control: entre tres y cinco años después de la primera venta, el comprador del 15% podría ampliar su participación hasta el 54,9%.
Armani, quien nunca se casó ni tuvo herederos directos, legó la totalidad de la compañía a su fundación. Dell’Orco recibió el 40% de los derechos de voto y el usufructo vitalicio de varias propiedades, incluyendo su residencia en Milán y casas en Nueva York y Saint-Tropez. La sobrina del diseñador, Silvana Armani, heredó el 15% del negocio y de los derechos de voto; el sobrino Andrea Camerana recibió otro 15%. Otros familiares y colaboradores recibieron participaciones menores.
El testamento, en parte manuscrito en el reverso de un sobre sepia, enfatiza una gestión “ética, moderna, esencial” de la firma y un estilo de diseño “elegante, discreto y con atención al detalle”.
Armani murió el 4 de septiembre de 2025, a los 91 años. Fundó su casa de moda en 1975 junto a Sergio Galeotti y la dirigió con férreo control creativo hasta sus últimos días. Su legado será homenajeado este mes en la Semana de la Moda de Milán y con una exposición especial en la Pinacoteca di Brera.