
De acuerdo al nuevo reporte de Carbon Brief, sitio web británico especializado en políticas de cambio climático, la producción de gases de efecto invernadero por parte de China disminuyó un 1% el año pasado, a pesar del aumento del consumo energético y de la actividad económica. Aunque sea una baja pequeña, se trata de la primera vez que lo hace, lo que se traduce en un avance importante para el mundo.
China es el mayor emisor individual de gases de efecto invernadero del mundo, arrojando más del doble de sustancias químicas que atrapan el calor que Estados Unidos, el segundo mayor contaminador climático. Por lo mismo, es inviable poder contrarrestar los efectos del cambio climático sin la colaboración del gigante asiático.
Por décadas los orientales aumentaban cada vez más sus emisiones a medida que crecía su economía. Año tras año aumentaban de manera importante la quema de volúmenes de carbón, petróleo y gas natural para iluminar ciudades, potenciar fábricas y cargar vehículos.
Aunque pequeña, la baja de la curva en China es un gran paso para continuar los esfuerzos globales de detener el cambio climático. Si bien la tasa de crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad ha empezado a estabilizarse, aún no comienza a disminuir. Para detener el calentamiento global de origen humano y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, la tasa tiene que llegar a cero aproximadamente en las próximas tres décadas.

De hecho, el país presidido por Xi Jinping se había comprometido a alcanzar un máximo de emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2030, lo que pareciera haber ocurrido antes de lo previsto con estos resultados.
Las emisiones chinas ya habían descendido anteriormente debido a desaceleraciones económicas, por lo que el hecho de que su economía creciera al mismo tiempo que disminuían sus emisiones, es un punto de inflexión significativo.
El posible beneficio para Chile
China ha desplegado mucha más energía eólica, solar y nuclear -fuentes renovables que no emiten dióxido de carbono- a un ritmo superior al crecimiento de su demanda de electricidad. Al mismo tiempo, su producción de electricidad a partir de carbón y gas ha disminuido. En ese sentido, Chile tiene una vasta cantidad opciones que podría presentar para mantener ese camino.
Nuestro país ya tiene como mayor aliado comercial al gigante asiático, mientras que, paralelamente, emerge como líder estratégico para la inversión en energías renovables. La construcción de una planta de hidrógeno verde, así como el aprovechamiento de otros recursos naturales en el país como paneles solares o parques eólicos, pueden significar réditos importantes a nivel global.
A modo de perspectiva, las energías renovables representaron el 90% de la nueva capacidad energética instalada en todo el mundo en 2024.
Por el momento, el siguiente paso se dará en noviembre de este año cuando China asista a la COP30 en Brasil, la cual apuntará a que líderes mundiales a presenten nuevas alternativas para contribuir contra el cambio climático para 2035. El presidente chino, Xi Jinping, ya prometió que su país se presentará con un plan global para reducir aún más sus emisiones en su economía.