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11 de Agosto de 2017

De cadete de Colo Colo a bailarín: la historia de Mauricio Vera, el director de la Gala de Ballet Internacional

El evento se presentará por primera vez en Chile, con la participación de 25 artistas de 12 nacionalidades diferentes, en el Teatro Municipal de las Condes este fin de semana.

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Cuando vio que su vuelo en Denver, Estados Unidos, se había atrasado, Mauricio Vera junto a sus compañeros tuvieron una reacción espontánea en el aeropuerto e hicieron lo que mejor saben hacer: bailar ballet, con el fin de matar el tiempo. Rápidamente el video llamó la atención de la gente y se viralizó, logrando más de 4 millones de reproducciones.

El chileno radicado en California hace seis años volvió a tener apariciones mediáticas. A fines de 2016, después de participar de la última función de Cascanueces de la temporada del State Street Ballet en Santa Bárbara, le pidió matrimonio a su polola arriba del escenario, frente a cientos de espectadores.

Frenético y multifacético, a sus 30 años Mauricio Vera es el director artístico y co organizador de la Gala Internacional de Ballet que se presentará por primera vez en Chile, en el Teatro Municipal de Las Condes entre el 11 y 13 de agosto. A su cargo están los 25 bailarines de 12 nacionalidades distintas que darán vida al espectáculo para el que se vienen preparando hace dos años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por estos días Vera apenas tiene tiempo. Pero así ha sido desde siempre, desde cuando tenía 11 años y era cadete de Colo Colo. En ese entonces, proyectaba su vida siendo futbolista profesional, igual que Gary Medel, igual que Arturo Vidal, ya que tal como ellos jugaba de volante de contención.

Su pasión por la pelota había nacido de las tardes de pichanga en el Parque Forestal, con su hermano mayor y sus amigos. De hecho, su hermano también fue cadete, pasando por distintos clubes deportivos. Y aunque toda su vida giraba en torno al fútbol, su inquietud lo llevó a explorar otras áreas, como la danza. “Sentía que eran dos cosas que me representaban mucho, aunque siempre me veía en primer caso como futbolista”, recuerda el bailarín.

Así, en paralelo, empezó a hacer ambas cosas: jugar y bailar. Y una vez que dejó de ir a un campeonato para participar en la presentación de la Generación 2000 en el Festival de Viña del Mar, no regresó más. “Me dio vergüenza volver porque sentí que había abandonado a mi equipo. Además, tenía una contextura delgada, mi físico calzaba justo con la danza y no tanto con el fútbol”.

El ballet

Su primera audición de ballet fue en el Teatro Municipal de Santiago. Quedó. Y a partir de ese momento, a los 14 años, empezó su vida como bailarín siendo formado por Patricio Gutiérrez, bailarín y coreógrafo.

“Es un deporte. Eso fue lo que me entusiasmó; que era tan difícil hacerlo bien y si bien era una actividad donde no podía mostrar toda mi fuerza como en el fútbol, si trabajabas la técnica podías mostrar toda tu energía”, cuenta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esa energía la canalizó no sólo en el baile. Una vez terminado el colegio, tomó cursos de fotografía, de crítica periodística, de producción de eventos y de historia del cine. Y con esos conocimientos sumado a su trabajo como bailarín de ballet partió rumbo a Estados Unidos. Sin saber el idioma y sin tener tanta plata.

“Aquí en Chile a veces se produce mucha comodidad porque el sueldo del ballet es bueno. Mucha gente se queda con eso y se convierte en una necesidad seguir trabajando en ese lugar, porque no sabes si vas a tener la misma economía al irte”.

Un artista

De cara a su primera presentación en Chile, Vera ve con ojos críticos el actual escenario del ballet nacional, principalmente porque existe una concentración de compañías con escasa competencia. Y además, la creciente proliferación de compañías de danza contemporánea que no tienen sustento económico para seguir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Hay que impulsar a que los artistas sean los directores de sus ideas, yo soy promotor de impulsar la pro actividad de cada artista. Uno nunca va a empezar siendo consagrado”, reflexiona y añade que “en el extranjero los artistas son figuras valoradas. Acá, si eres artista te preguntan ‘¿y qué más?’, siendo que los bailarines son los atletas de los dioses”.

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