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29 de Agosto de 2017

Arelis Uribe, escritora: “El primer obstáculo al que te enfrentas es explicar que el género es otra lucha de clases”

Su último libro es un compilado de columnas de opinión, donde habla de educación, feminismo y machismo.

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Foto: Iris Colil.
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Lo personal es político. Esa es una de las consignas de la periodista y escritora Arelis Uribe, quien lanzó su último libro Que Explote Todo, un compilado de columnas, algunas de ellas publicadas en este medio, donde habla de educación, feminismo y las desigualdades explícitas y solapadas entre hombres y mujeres.

En “Toda mujer tiene un recuerdo asqueroso”, “Por qué me duele el machismo de izquierda” y “Chilean Eagles College N° 3 de La Cisterna”, la autora expone su intimidad para apuntar y denunciar. Con nombre y apellido, usando la escritura como un filo.

Por estos días, Uribe divide su tiempo entre clases de escritura creativa en la Universidad de Santiago, en reuniones en el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC) y ahora último como miembro del equipo de comunicaciones de la candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez.

-Dices que se te hace muy difícil escribir. ¿Para qué someterse a ese proceso entonces?

-Creo que es difícil porque es una disciplina, no es que sea masoquista. Pregúntale a Tomás González, obviamente guardando las proporciones, pero si a él como deportista le es fácil levar a cabo su disciplina. Obvio que es difícil. Para cualquier persona que asuma un oficio y se apasione por eso le va a encontrar dificultades. Tú misma puedes pensar que el periodismo es difícil, si quieres hacerlo bien o estar a la altura de tus propias expectativas. Yo soy muy exigente conmigo misma entonces siempre estoy más lejos de cómo me gustaría hacer las cosas, soy muy perfeccionista. O lo era cuando estaba terminando ese libro. Ahora estoy más relajada al respecto.

-Como en muchas áreas, quienes escriben columnas suelen ser hombres. ¿Qué te dice eso?

-Me dice que cualquier aspecto de la realidad que analices es un fractal de la sociedad. Si analizas el mundo de las columnas de opinión, probablemente vas a descubrir que la mayoría de los espacios están dominados por hombres, probablemente son cuicos, adultos y cumplen con ciertas características que son las del sujeto tipo hegemónico, por decirlo así.  Es un mismo esquema que se repite, porque como te digo; es un fractal de los problemas, de las desigualdades estructurales.

-¿A qué mundos representan las columnas de Carlos Peña, Gonzalo Rojas, Cristián Wárken? 

-Son mundo conservadores. Igual Carlos Peña se supone que tiene un discurso más progre, pero es un progresismo institucional, que no es revolucionario, anarquista, ni libertario.

-En una época marcada por al posverdad, ¿no te parece que en las columnas pueden ser un semillero de mentiras, omisiones, verdades a medias?

-La comunicación es un puente no más, es un megáfono. Y los formatos son formas cuyo relleno es un contenido y eso puede ser más veraz o menos veraz o más ajustado a la “realidad” o no. Y eso puede ser en un meme, en esta misma entrevista, lo que tú escribes en El Dínamo. No tiene que ver tanto con el formato, que la columna de opinión en sí misma es un espacio que puede permitir la proliferación de falacias, sino que cualquier espacio se puede prestar para eso. Ahora, en las columnas de opinión sabemos que la realidad no existe, si no que son visiones encontradas sobre distintas situaciones. Lo que bueno que tiene la columna de opinión es que puede permitir puntos de vista sostenidos de manera razonable, finalmente.

-Tu columna Toda mujer tiene un recuerdo asqueroso fue bien viralizada. Ahí contaste episodios íntimos y violentos. ¿Por qué es necesario apelar a ese recurso?

-Tú misma lo presentas como una situación íntima pero el feminismo profesa, después de pensadores como (Antonio) Gramsci y (Michel) Foucault, que lo personal es político. Es un problema político, porque tiene que ver con un problema de relaciones humanas. El tema del abuso sexual es a la larga un tema de autonomía, es cómo mi cuerpo, que es mi primer territorio, es vulnerado. Es un concepto político súper importante la autonomía porque es la libertad de hacer lo que quieres contigo misma y eso se vulnera en un contexto de abuso sexual.

Hay otro problema político ahí que tiene que ver con la violencia. Una definición intuitiva que tengo de la violencia es anular la voluntad de otra persona y poner tu voluntad por sobre la otra. Eso es súper agresivo. Lo que me interesaba de esa columna era compartir experiencias que viví. Yo recogía en esa columna una consigna de la izquierda: sin memoria no hay justicia y sin justicia no hay paz. O sea si tú no muestras que estas cosas no pasan, si no las pones en la palestra, si no haces que esto sea parte de la pauta o si no las nombras, las cosas no existen.

-¿Hace falta hablar más de lo privado en términos políticos?

-Sí, cuando piensas que lo personal es político. Hay un documental que se llama She’s beautiful when she’s angry, que es la historia del feminismo de Chicago en Estados Unidos y hay una chica feminista que dice una frase muy bacán, que siento que fue lo que hicimos en el OCAC y que aplica para esto: identificamos un problema, que los esposos le pegan a sus esposas, le pusimos nombre, llamarlo violencia intrafamiliar, y lo convertimos en un delito. En el OCAC identificamos un problema, que era el acoso sexual en los espacios públicos, le pusimos un nombre; acoso sexual callejero y lo vamos a convertir en delito.

-Ahora estás escribiendo un libro sobre feminismo y periodismo. ¿Cuál es la relación que nace de esos dos conceptos?

-Todas las profesiones que tienen que estar al servicio del cambio social. No sé si la gente estudia carreras para ganar plata, creo que uno descubre su talento y lo pone al servicio de la comunidad para identificar problemas y tratar de resolverlos. Tenemos grandes  problemas que nos atraviesan como sociedad, que son la segregación educativa, la violencia hacia niños y niñas, las brechas de género, entonces creo que el periodismo si está al servicio de cuestionar a la autoridad, y la autoridad puede ser un adulto contra un niño y tener esta sensibilidad en Derechos Humanos, entonces debiera tener perspectiva de género, generacional, territorial. En ese libro lo que quiero hacer es vaciar todo lo que sé, siento y pienso sobre el feminismo, vaciar todo lo que sé, pienso y siento sobre el periodismo y cómo creo que el feminismo nos puede ayudar a hacer un mejor periodismo.

-Eres parte de una camada de escritoras emergentes que escriben desde una perspectiva de género, (Paulina Flores, Constanza Gutiérrez, Romina Reyes) ¿a qué obstáculos se enfrentan?

-La primera trinchera es el mierdal de Internet. Las columnas de Que Explote Todo se publicaron primero por Internet, en Noesnalaferia, y por decir que es súper machista tener un chat solo de hombres donde comentan lo rica que está una compañera o se manden fotos de minas sexys o en pelota, que yo le puse traficar machismo, te dicen ‘ay es que ahora no se les puede decir nada’. El principal problema de las mujeres cuando se meten en política es la misoginia. Ese es el primer obstáculo al que te enfrentas; el de explicar que el género es otra lucha de clases, es otra dimensión de violencia, es otra dimensión política compleja.

Me acuerdo cuando empezamos a hablar en el OCAC sobre el acoso sexual en espacios públicos, como el llamado piropo, que es acoso verbal, que te dijeran ‘¿y quién te va a decir cosas a ti, si eres súper fea?’, es como amigo, no estás entendiendo nada. No los pesco porque no están a la altura del debate.

-En tu libro dices que con las columnas quieres aportar políticamente a través de la escritura, pero ahora vas a integrarte al comando de Beatriz Sánchez. ¿Se te hizo necesario colaborar en una coalición política?

-No sé si se me hizo necesario, se me dio simplemente. Me invitaron a trabajar al equipo de comunicaciones, me pololearon harto. Yo trabajaba en Educación 2020 y tenía compromisos literarios y dije bueno, cuándo voy a volver a tener la oportunidad de aportar y aprender de una coyuntura como esta, que se está levantando una fuerza de izquierda nueva, que lleva una candidata que admiro desde antes. Beatriz Sánchez fue una de las primera personas que apoyó el OCAC. Quiero estar ahí, aprendiendo y aportando lo que sé.

-¿Te pareció machista el audio de Mayol a Natalia?

-Me pareció todo súper tenso y conflictivo. Eso ya lo respondió Beatriz, no vale la pena que yo hable más de eso.

-¿No crees que le resta al feminismo manosear el concepto para justificar conflictos políticos cuando no tienen que ver con género?

-Es que el feminismo es político. Beatriz Sánchez dio su respuesta y ella decía que sí hay un trato diferenciado entre las mujeres y los hombres en la política en Chile. Esa pregunta es tan difícil como responderte qué es el feminismo, quién es más feminista que quién, qué es más machista que otra cosa. Depende de qué parámetro tienes tú de qué es feminista o no es feminista.

-Crees que funciona la cuota de género, a la luz, por ejemplo, que la DC inscribió a una candidata de más de 87 años para cumplir la cuota, o que vayan candidatas que, entre otras cosas, han dicho que la educación gratuita está en internet.

-Yo creo en las cuotas. Varios partidos dijeron que la implementación debía ser progresiva. Yo creo que debe ser de sopetón. Creo en las cuotas porque aceleran los procesos de cambios y sí es una dificultad llenar esa cuota porque efectivamente hay menos mujeres apuestas porque estamos en un circulo viciosos en que hay más hombres ocupando puestos de toma de decisiones en el Congreso, hay más hombres en puestos de toma de decisiones en los partidos y los hombres se comportan como en un liceo de hombres; se pasan los cargos entre ellos y así funciona el poder. Es difícil romper esas dinámicas, creo que la cuota sí puede ser una forma de romper con eso. Entiendo por qué se dan esos vicios, al final cualquier política va a tener vicios y probablemente no va a resultar como queramos. Lo generacional también es una variable de discriminación o de privilegio. Sería bonito tener un Congreso representativo también de todas las edades, de todos los lugares y de lo más diverso posible.

-¿Celebraste el fallo del TC sobre el proyecto de aborto?

-Estábamos en el comando ese día. Yo creo que desde el NO que la izquierda no celebraba nada probablemente porque cuando tienes un discurso tan crítico cuesta celebrar cosas, como que no tienes muchos triunfos. Creo que es un piso mínimo de triunfo el aborto en tres causales, se hace cargo de un problema súper concreto, pero sería bacán avanzar hacia un aborto libre. Es un triunfo parcial, pero sería ideal avanzar hacia un triunfo completo.

-¿Entonces coincides con el llamado del Frente Amplio a no celebrar la aprobación de las tres causales? 

-Es que es lo te dije: yo creo que es un triunfo, pero es como haber quemado una etapa y ahora hay que pelear por la etapa siguiente. Es como cuando juegas videojuegos y matas al primer jefe, después viene otro jefe y así.


CONCURSO | ¿Quieres “Que explote todo” de Arelis Uribe? Comparte esta nota en tu muro de Facebook y déjanos tu mail en los comentarios (un poco más abajo en esta misma ventana). Sorteo viernes 8 de septiembre.

Crédito foto: Iris Colil.

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