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7 de Febrero de 2018

La advertencia de la FAO a Chile: debemos temerle más a la obesidad que al crimen organizado

Solo en 2015, en nuestro país más de 12 mil personas perdieron la vida debido a enfermedades causadas por la obesidad.

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Un análisis que realizó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), comparó las cifras de muertos entre la obesidad y asesinatos sufridos en 2015. En particular, en nuestro país, murieron 816 personas a raíz de los homicidios, mientras que 12 mil perdieron la vida debido a enfermedades causadas por la obesidad, superando al ítem anterior en más de quince veces.

A través una carta en El Mercurio, Julio Berdegué, el representante Regional de la FAO, y Pablo Aguirre, consultor de la FAO, señalaron que “la obesidad es una epidemia global” que ya en 2014 afectaba a 96 millones de personas, “una cifra de por sí aterradora, pero más grave aún si se considera que la obesidad crece aceleradamente en todos los países de la región y en todos los grupos sociales“.

“El costo económico de esta epidemia es igualmente desolador. Según un estudio de la Cepal y el Programa Mundial de Alimentos, los costos asociados a la obesidad y el sobrepeso para los sistemas de salud en 2014 alcanzaron los US$ 6 mil millones en México, US$ 1,5 mil millones en Ecuador y US$ 330 millones en Chile“, sostuvieron.

Ante este escenario, propusieron diversos puntos para poder erradicar la enfermedad. El primero de ellos consiste en “desterrar la idea de que se trata de un problema de exclusiva responsabilidad personal. Tanto sus causas como sus consecuencias superan cualquier decisión individual. Es un problema de interés público, y de la mayor importancia”.

El segundo es “dejar a un lado la creencia anticuada de que la obesidad es un problema de naciones ricas y de sectores de mayores ingresos“, puesto que el país que tuvo el mayor incremento en su tasa de obesidad entre 2005 y 2014 fue Haití, quienes tienen la mayor tasa de subalimentación.

Lo tercero, pero no por eso menos importante, es “apuntar a la causa principal del problema: las profundas transformaciones que han vivido nuestros sistemas alimentarios, especialmente a partir de la década de 1980, y que facilitaron una mayor disponibilidad de alimentos y una oferta más diversa a precios más bajos, pero cuyos beneficios han sido empañados por niveles cada vez mayores de obesidad, ya que un porcentaje importante de los alimentos disponibles en nuestra región no son sanos”.

“La industria alimentaria ha declarado reiteradamente que quiere ser parte de la solución. Hoy tiene la oportunidad de demostrar su compromiso con la salud de la población, venciendo resistencias internas y dando apoyo a políticas públicas que son urgentes no solo para la salud de las personas, sino también para el desarrollo sustentable de la misma industria alimentaria, a mediano y largo plazo”, expresaron.

Al concluir, señalaron que “es perfectamente posible lograr que nuestros alimentos sean más sanos y seguros. Debemos cambiar nuestra alimentación de forma urgente. O empezar a temer más a la obesidad que al crimen organizado”.

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