Albos conejos con los ojos infectados, con micosis, amontonados en jaulas demasiados pequeñas, sombrías y cubiertas por cadáveres o con kilos de fecas acumuladas entre los barrotes. Eso es lo que muestra una impresionante investigación -registrada en con cámara escondida- difundida este jueves por la ONG CIWF que da cuenta de las “desastrosas condiciones de vida” de los criaderos industriales de conejos en la Unión Europea.
La investigación realizada en el reciente verano europeo abarcó a 16 criaderos de 5 países: Italia, Grecia, la República Checa, Polonia y Chipre.
Según la organización, que promueve prácticas respetuosas con los animales en este ámbito, esta situación se repite en criaderos de Francia y España, cuestión que ellos mismo denunciaron en 2012. “Esta situación es chocante y alarmante, y sin embargo, es desconocida” afirma Romina Sanfourche, encargada de la campaña.
“No se habla mucho de los criaderos de conejos, esto pese a que su carne es la segunda más cara . El 99% procede de criaderos”, agregó.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FAO), 332 millones de conejos se mantienen en criaderos en la Unión Europea, pese a la baja de consumo de su carne. En Francia, el tercer productor europeo tras Italia y España, se contabilizan 37 millones, Junto a China, esto cuatro países, aseguran la mayor parte de la producción mundial.
La denuncia agrega que esto animales, pasan su vida entera detrás de barrotes, en espacios demasiado estrechos: nacen en pequeñas es estas jaulas enrejadas, alejadas del suelo y se quedan allí hasta su muerte, 80 días más tarde. Las conejas reproductoras se mantienen aisladas y confinadas durante dos años.
Y por si fuera poco, estos animales son expuestos a antibióticos, incluso más que las aves de corral o los cerdos, según señala un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria. Se agrega que cerca de un tercio de los conejos mueren antes de alcanzar los 80 días.
Vacio legal
Se destaca igualmente como la UE no cuenta con ninguna reglamentación que cautele el bienestar de estos conejos, a fin de controlar su tamaño, las jaulas, el número de animales que pueden contener o los elementos con los que deben contar los criaderos (paja, objetos para roer, tubos para esconderse etc.), contrariamente a lo que ocurre con las gallinas ponedoras o las cerdas.
“Estamos en 2014. La edad de piedra ya pasó. Ya es evolucionar para poner fin a esta práctica cruel de otra edad que consiste en matener a la animales en jaulas. Ayúdanos a crear una nueva era sin jaulas”, señala la ONG.
