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22 de Abril de 2015

Día de la Tierra: Un Mensaje de Optimismo

Hace 25 años, un joven estudiante de Estados Unidos, decepcionado ante la falta de capacidad de liderazgo de los gobernantes del mundo de poner fin al deterioro ambiental, invitó a los ciudadanos del planeta a hacer oír su voz de protesta.

Por Ximena Abogabir
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Ximena Abogabir es Miembro del Directorio Fundación Casa de la Paz, interesada en diálogos generativos, construcción de acuerdos y empatía. Ashoka Fellow.

El Día de la Tierra es un momento que me llena de esperanza. Hace 25 años, un joven estudiante de Estados Unidos, decepcionado ante la falta de capacidad de liderazgo de los gobernantes del mundo de poner fin al deterioro ambiental, invitó a los ciudadanos del planeta a hacer oír su voz de protesta. Así fue como se dio inicio a una masiva y creciente toma de conciencia en los cinco continentes que la situación iba a mejorar sólo si las personas se informaban, se articulaban y se manifestaban en pos del cambio que querían impulsar.

Primero fueron marchas públicas, luego siguieron los conciertos, las plantaciones de árboles, las limpiezas de playas y tantas otras instancias para llamar la atención sobre la urgente necesidad de restablecer el equilibrio entre la especie humana y la Naturaleza. Mal que mal ya se sabía que si no se revertía el proceso de alteración de la Biósfera, el Planeta Tierra seguiría su silenciosa navegación por el Universo, pero posiblemente las condiciones que hacían posible la existencia humana estarían irremediablemente alteradas.

En Chile en 1990, desde Casa de la Paz tuvimos la oportunidad de participar en una primera convocatoria y desde entonces constatar la creciente conciencia ambiental especialmente promovida por los niños y jóvenes que ya tienen los conocimientos para tomar el peso a la gravedad de la situación. Lo más interesante es que desde las manifestaciones públicas de antaño, se ha evolucionado al cambio de los estilos de vida. La proliferación de ciclistas en las calles de las ciudades chilenas es un silencioso testimonio de aquello.

Ya no basta con protestar, es preciso dejar de ser parte del problema y convertirse en parte de la solución.

Mal que mal, el Presidente Barack Obama acaba de declarar en la antesala del Día de la Tierra que “La mayor amenaza del planeta es el cambio climático”, confiando que todavía estamos a tiempo de prevenir “sus peores efectos” a través de un acuerdo mundial vinculante en la conferencia de la ONU que se celebrará en París en diciembre.

El gobernante recordó que 2014 “fue el año más cálido registrado” y que, en el mundo, las “tormentas más fuertes, las sequías más graves y las temporadas de incendios más largas” se suman a las alertas de los expertos de que “el cambio del clima ya está afectando al aire que respiran nuestros niños”.

Igual cosa podemos evidenciar en nuestro país. No es coincidencia que los recientes incendios forestales en el Sur de Chile hayan sido simultáneos a las avalanchas en el Norte. Ambos fenómenos son el resultado del cambio global del clima, cuyas consecuencias son nefastas. Por ello, es importante recordar el llamado del estudiante norteamericano y ponernos en marcha para impedir la ocurrencia de algo que nadie en su sano juicio podría elegir. Si los ciudadanos nos movilizamos, los gobernantes escucharán.

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