
Con la llegada del último sistema frontal que afectó a toda la Región Metropolitana (RM), se registraron intensas lluvias, ráfagas de viento y nuevamente cortes en el suministro eléctrico. Debido a ello, muchos se preguntan por qué nuestra infraestructura es tan vulnerable a los temporales.
En ese contexto, el académico de la Universidad de Talca, Fernando Torres Leal, explicó las razones detrás de la fragilidad del sistema eléctrico chileno frente a eventos climáticos intensos.
El profesor de la Escuela de Ingeniería Civil Eléctrica de esa casa de estudios, indicó que las redes del país se caracterizan por tener un único punto de alimentación desde el cual se extienden las líneas en forma radial por toda el área a suministrar (similar a los rayos de la rueda de una bicicleta). Por tal sentido, cualquier falla en ese recorrido interrumpe la energía de los clientes conectados.
Sin embargo, el académico aclaró que, si bien se puede optar por una “red similar a una telaraña”, que ofrecería mayor confiabilidad al proporcionar rutas alternativas, esta solución “encarecería el sistema al requerir protecciones y equipos adicionales más sofisticados, además de que una posible solución de esta envergadura implica factores técnicos, económicos, ambientales y sociales”.
Sobre las medidas adoptadas por las empresas distribuidoras ante el pronóstico de mal tiempo, como el aumento de cuadrillas en terreno para monitorear e intervenir rápidamente ante emergencias, Torres valoró positivamente estos esfuerzos, aunque advirtió que, ante condiciones meteorológicas extremas, el riesgo de cortes sigue siendo alto.
El ingeniero eléctrico de la Universidad de Talca, al ser consultado sobre la calidad de servicio que entregan estas compañías, señaló que, en términos generales, realizan bien su labor, aunque ocasionalmente surgen fallas atípicas o por problemas logísticos que podrían prevenirse.
“Antes del último blackout del sistema ocurrido en febrero pasado, no habíamos tenido un corte masivo en 15 años, lo que demuestra que no son la norma. Cuando las compañías mantienen un buen sistema de logística y operan según los protocolos, el servicio funciona adecuadamente, salvo en casos extremos que escapan a su control”, finalizó.