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20 de Febrero de 2015

El indignante nivel de violencia contra la mujer que esconden las teleseries turcas

La violación y asesinato de una joven de 20 años indignó a Turquía.

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Turquía vive una fuerte movilización contra la violencia machista desde que se dio a conocer el pasado sábado el asesinato de la estudiante Özgecan Aslan.

“Ella era una estudiante de 20 años que volvía a su casa en un autobús. Parece que el conductor intentó violarla y que ella se defendió con espray de pimienta, pero fue acuchillada hasta morir“, escribió al respecto la periodista turca Rengin Arslan.

“También la golpearon en la cabeza con una tubería de hierro. La policía encontró su cuerpo quemado en el lecho de un río, y detuvo a tres hombres en relación con la muerte: el conductor del minibús, su padre y un amigo”, agregó la profesional, cuya historia personal no es muy diferente a la de Aslan. Una realidad que las teleseries turcas como “Fatmagul” o “Kuzey Guney“, tan populares en nuestro país, suelen no mostrar.

Como señaló a EFE la activista feminista Aysun Eyrek, lo que le sucedió a Özcegan le podría haber ocurrido a cualquiera.

“En otros casos de violación, la sociedad siempre busca un pretexto para pensar que la mujer en el fondo tenía cierta culpa. En el caso de Özgecan no hay disculpa: sólo se subió a un minibús para volver a casa”, señaló Eyrek. “Si ella hubiera bebido alcohol y hubiera conocido en un bar al hombre que la intentó violar, las reacciones no habrían sido las mismas“, agregó.

marcha Ozgecan Aslan

 

En 2014 en Turquía, un país de 75 millones de habitantes, murieron asesinadas por violencia machista 281 mujeres. Al igual que en el resto de Europa, en dos de cada tres casos, el asesino es su pareja presente o pasada, o un pretendiente.

Entre un 15 y un 20 por ciento corresponde a familiares masculinos -reflejo de la tradición de los denominados “crímenes de honor” en la que la propia familia asesina a una hija o hermana- y poco más del diez por ciento a agresores no directamente relacionados con la víctima.

Por lo general, vivimos con miedo. Miedo de nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros esposos. Estamos asustadas porque hemos sufrido violencia a sus manos […] No queremos vivir con el temor constante a ser castigadas sin motivo“, escribía ya en 2003 Nebahat Akkoc, fundadora de KA-MER (Centro de Mujeres), grupo de mujeres de Diyarbakir.

El testimonio de Rengin Arslan

A raíz de estos hechos, la periodista de la BBC en Turquía, Rengin Arslan, escribió un relato en primera persona sobre los retos a los que se enfrentan las mujeres en su país:

Rengin Arslan

“Con el paso de los años, cada vez que camino por las calles o viajo al campo, la sociedad me recuerda qué significa ser mujer. Créanme, no es fácil (…) Aprendes a caminar más rápido. Quieres llegar a casa lo antes posible.”

“Puede ser que la calle en la que vivas no sea segura. Yo vivía en un pequeño departamento en un barrio histórico de Estambul cuando estaba en la universidad. No era posible apreciar la nostalgia en esas calles estrechas y oscuras una vez se hacía de noche.”

“Con este conocimiento, siempre he sido muy precavida. Soy muy cauta en mi forma de vestir. El problema es que no importa para nada cómo te vistas”.

“…Una estudiante de secundaria que llevaba velo en la cabeza me dijo que las calles le habían enseñado a tener miedo. Una frase muy sencilla e impactante, pensé. Luego miré atrás, a mi propio pasado. Y vi que tenía razón: las calles nos enseñan a tener miedo, a estar preocupadas, a ser cautelosas.

“Si no fuera así, ¿por qué llevaba Özgecan un espray de pimienta en el bolso?

Sigue leyendo en BBC Mundo.

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