
En medio de todos los millones que están en juego en el Mundial de Clubes 2025, hay un equipo de esfuerzo y semiprofesional que se roba todas las miradas: el Auckland City de Nueva Zelanda, que cayó ante el poderoso Bayern Múnich por 10-0 en el debut.
A raíz de esta humillante goleada, la pregunta que más se repitió fue ¿cómo clasificó este equipo a la cita planetaria? El Auckland City es el club más importante de su país, el cual no cuenta con liga profesional y clasificó a esta instancia al ser el mejor posicionado en el ranking de la OFC (Confederación de Fútbol de Oceanía).
El cuadro neozelandés tiene, por lejos, la plantilla con menos valor: 4.58 millones de euros, los cuales contrastan ampliamente con los 903.5 millones que cuesta el plantel del Bayern Múnich, según Transfermarkt.
La notable historia detrás del Auckland City, que se roba las miradas en el Mundial de Clubes 2025
El Auckland City es un equipo semiprofesional, lo que quiere decir que gran parte de sus jugadores tienen otros trabajos paralelamente. Lo anterior, debido a que los sueldos son bajos y no se destinan los suficientes recursos para esta actividad en un país que tiene al rugby como deporte principal.
Hay muchas historias detrás de cada uno de los jugadores que integran el equipo. “He tomado todas mis vacaciones anuales para este Mundial de Clubes, así que no iré de vacaciones con mi pareja este año, eso es seguro”, declaró el capitán Mario Ilich, quien también trabaja en el Departamento de Ventas de Coca-Cola.
Historias como estas se repiten en cada jugador del Auckland City, quienes están lejos de los contratos millonarios de los futbolistas que participan en el Mundial de Clubes.
“Despierto temprano y voy al trabajo. Empiezo el día poco a poco. Algunos días son mucho más difíciles que otros. Después voy a entrenar por dos o a veces tres horas. Voy a casa más tarde, ceno mucho y después es la hora de acostarme. La mayoría de mi trabajo es físico, pero el trabajo duro produce manos duras. Estas son bastante a prueba de bala”, relata el portero Connor Tracey, quien se desempeña en una ferretería.
Son distintas las labores a las que se dedica el plantel. Por ejemplo, Nikko Boxall se desempeña como agente de seguros, Adam Mitchell es agente inmobiliario y Regont Murati trabaja en control de pedidos. Mientras que Gerard Garrica, Alfie Rogers, Jackson Manuel, Michael Den Heijer y David Yoo trabajan para el propio club realizando clases de fútbol en diferentes escuelas con las que el Auckland tiene convenios.
Los sudamericanos que juegan al otro lado del mundo
Los sudamericanos también se hacen presentes en el cuadro neozelandés. Uno de ellos es el colombiano Jerson Lagos, quien es barbero y llegó al país a los ocho años como refugiados. Antes, se dedicó a la mecánica de camiones. “A mí siempre me ha gustado cortar pelo, la satisfacción de cuando le cortan el pelo a uno y uno se ve bien y toda la vaina. Entonces decidí cambiar mi carrera y estudiar para ser un barbero. Hoy estudio y trabajo, mitad y mitad. Ahora, el esfuerzo tiene su premio. Los clubes con los que vamos a jugar es muy loco. Mi objetivo es que se abra alguna puerta, alguna oportunidad“, dijo a Olé.
Por otro lado está Sebastián Ciganda, proveniente de Uruguay. Es arquero suplente y llegó en 2016 con una visa de trabajo. “Arranqué por una Visa working holiday que te permite viajar y trabajar en el país, apliqué, se me dio y el plan era ir por un año y volver, pero por diferentes temas de la vida me quedé y se me abrieron varias puertas, entre ellas la del fútbol”, detalló en conversación con El País de Uruguay.
A lo que agregó: No hay grandes contratos de dinero, así que todos tenemos un trabajo parcial de medio tiempo y luego entrenar a la noche. Hay clubes que dan trabajos a través de academias como entrenador, pero sino hay muchos trabajos en diferentes áreas. En mi caso mucha jardinería, trabajé en una empresa de hidrolavadoras lavando casas y mi último trabajo fue mantenimiento de piscinas y jacuzzi, un trabajo lindo para el verano.
Siguiendo en esa línea, Ciganda dijo que renunció para disputar el Mundial de Clubes. “Renuncié antes de venirme. Mi casa está en Waiheke, pero ahora en la preparación del Mundial me fui a Auckland tres semanas porque solo se cruza en ferry; ya lo hice cuando fui al otro Mundial durante seis meses. Terminaba de trabajar y me tenía que tomar el ferry enseguida con el bolsito listo porque salen cada una hora desde la isla y si pierdes uno es complicado. Esta vez entendí que tenía que focalizarme en entrenar bien y no perder mucho tiempo en viajes porque me quedaba lejos y por eso me mudé”, expresó.