La Asociación Chilena de Líneas Aéreas (ACHILA) y la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) conversaron con EL DÍNAMO sobre la posibilidad del aumento de las tasas de embarque para los vuelos nacionales e internacionales.
La noticia fue dada hace unas semanas por el Diario Financiero, que comunicó que el Gobierno evaluaría la opción de aumentar dicho valor en cinco dólares. Aunque marginal, la tasa revierte la medida de reducción que se dio durante el gobierno de Sebastián Piñera, y que en su momento fue celebrada por las empresas y las líneas aéreas.
Las empresas del sector aseguran que esa baja, que en vuelos nacionales implicó un ajuste de 40% y en los internacionales redujo la tasa desde un rango de 30 a 25 dólares por pasajero, motivó la llegada de nuevas aerolíneas y rutas al país.
La IATA y Achila explican a EL DÍNAMO que la actual medida es preocupante, pues representa un impuesto directo al pasajero. “Revertir esta política encarecería los pasajes y significaría un retroceso en conectividad, inclusión y desarrollo económico. Un alza de tasas impactaría directamente a los pasajeros nacionales e internacionales, afectando especialmente al turismo, un sector vital para el empleo y las pymes en todo el país”, señalan.
Las aerolíneas y el gremio internacional entregan datos: la aviación es un pilar estratégico de la economía nacional, con un aporte de US$7.900 millones al PIB (2,3%) y más de 211.000 empleos. “Gravarla adicionalmente debilita su rol en la competitividad del país y limita su potencial de crecimiento futuro”, dicen.
“Las tasas de embarque deben ser administradas con total transparencia y trazabilidad, y su uso debe limitarse estrictamente a cubrir los costos asociados al uso de los servicios e infraestructura aeroportuaria por parte de los pasajeros, evitando que se conviertan en una fuente de recaudación fiscal general. De suceder esto último, estaríamos hablando de un impuesto y no de una tasa, que por definición está dirigida a fines específicos”, enfatizan.
El sector espera sentarse a dialogar con las autoridades para poder llegar a un acuerdo que permita beneficios para ambos sectores.
Polémica por los tótems de autoatención
Otra de las polémicas que ha envuelto al aeropuerto es el funcionamiento de los tótems de autoatención de la Policía de Investigaciones (PDI). Los usuarios han reportado su poca eficiencia, demoras e incluso algunos han debido quedar inoperativos.
Al respecto, la IATA y ACHILA señalaron que los kioscos han mostrado deficiencias que afectan negativamente la experiencia de los pasajeros, como la lentitud del sistema, fallas técnicas recurrentes y un diseño poco intuitivo que dificulta su uso, generando demoras innecesarias en los procesos migratorios.
“Según los estándares internacionales de la industria aeroportuaria, el tiempo promedio para utilizar kioscos de autoatención en procesos migratorios no debería superar los 5 minutos por pasajero. Sin embargo, en Chile este tiempo suele ser significativamente mayor debido a la lentitud del software, fallas operativas y la extensión del cuestionario que deben completar los usuarios”, explican.
Agregan que a esto se suma una burocracia adicional: después de completar el trámite en los kioscos, los pasajeros deben hacer una segunda fila para entregar un voucher impreso a un funcionario en un punto de control improvisado, lo que termina duplicando el proceso en lugar de agilizarlo. “Es fundamental que estos sistemas convivan con una atención presencial adecuada, que permita asistir a quienes enfrentan dificultades con la tecnología, como adultos mayores, personas con discapacidad o pasajeros poco familiarizados con el proceso”, aseguran.
Para ambos gremios es clave que, ante los desafíos del transporte aéreo, se trabaje en conjunto con todos los sectores: aerolíneas, aeropuerto y concesionario, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la Policía de Investigaciones (PDI), el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), organismos de seguridad, empresas de asistencia en tierra, proveedores de combustible, entre otros.
“Este ecosistema interdependiente requiere un trabajo conjunto permanente, pues si uno de estos eslabones se debilita, la experiencia del pasajero se ve inevitablemente afectada”, concluyen.