Del éxito en TV a sus problemas de salud: la historia de Enrique Maluenda dentro y fuera de la pantalla
El animador de televisión falleció este domingo a los 88 años, a raíz de complicaciones de salud que arrastraba desde hace semanas.
Por Rodrigo León
Enrique Maluenda encabezó diversos programas, siendo el más recordado el Festival de la Una. AGENCIA UNO/ARCHIVO.
Enrique Maluenda, el icónico animador de televisión, falleció a los 88 años la mañana de este domingo, luego de varias semanas en un delicado estado de salud.
La noticia fue confirmada por su propio hijo, Rodrigo Maluenda, quien horas antes ya había detallado que como familia, estaban esperando su deceso.
“Lleva estas últimas semanas, estos últimos 15 días ha estado complicado, y a medida que han pasado los días se va complicado más. Estamos esperando lamentablemente el deceso de nuestro querido padre para las próximas horas“, declaró a La Hora la tarde del sábado.
La muerte de Enrique Maluenda sacudió al mundo de la televisión, generando que diversas figuras, incluyendo Don Francisco -su principal competencia televisiva en la década de los 80-, le dedicaron palabras.
TVN, canal en el que estuvo durante una década, interrumpió las transmisiones de los Juegos Panamericanos, oportunidad en la que Pedro Carcuro lo calificó como “un grande de las comunicaciones de América“.
El periodista deportivo destacó que el animador “realizó programas emblemáticos, históricos, como Dingolondango y el Festival de la Una”, siendo “su irreemplazable conductor”.
El éxito en TV
En 1976, Enrique Maluenda venía llegando de Puerto Rico, donde vivió cuatro años y animó algunos programas de televisión. En Chile, fue fichado por TVN para conducir Dingolondango, el cual fue dirigido por Eduardo Ravani, y producido por Jorge Pedreros y Fernando Alarcón. El espacio tenía como fin donar dinero a instituciones benéficas.
Pero fue en 1979 cuando el comunicador encabezó uno de sus programas estrellas: el Festival de la Una, de donde viene su icónica frase: “¡Hola, ¿qué tal? ¡Festival!“, con la cual daba inicio a cada edición al espacio que estaba dirigido a las clases populares, las dueñas de casa y a la tercera edad, siendo emitido en hora de almuerzo.
En él contó con variados invitados, destacando la visita de Ramón Valdés, actor mexicano que dio vida a Don Ramón en El Chavo del Ocho. También es recordado el polémico episodio en el que durante un show, el Mago Oli no pudo escapar de un tarro de aluminio lleno de agua, teniendo que ser ayudado por los tramoyas.
El Festival de la Una también fue testigo de los inicios de Zalo Reyes, una vez que interpretó el popular cover de Con una lágrima en la garganta.
Su salida de la TV chilena
A principios de la década del 90, Enrique Maluenda partió a Perú y durante la segunda mitad volvió a Chile con una participación en la televisión que pasaba casi inadvertida, conduciendo los sorteos del Kino, primero en La Red y luego en Mega.
Ya el año 2000 anunció su retiro definitivo de la televisión, enfocándose en los eventos privados para empresas con su productora.
En 2019, en entrevista con el programa Rojo, el animador expresó su deseo de volver a la televisión.
“Me encantaría volver a la televisión… Quisiera hacer un programa para la tercera edad. Que tenga música, concursos y consejos para el adulto mayor”, dijo en ese entonces.
Los problemas de salud de Enrique Maluenda
Los primeros problemas de salud que enfrentó Enrique Maluenda fue en 2004 cuando sufrió una parálisis facial a raíz de un virus. Dos años más tarde tuvo que someterse a un trasplante de hígado y en 2010 se le instaló un marcapasos.
En las últimas semanas, según detalló su hijo Rodrigo, “partió inicialmente con unos problemas hepáticos, él fue trasplantado hace algunos años atrás, y estos tienen periodos de duración”.
“Entonces ya lo había pasado con creces, y eso llevó a unas complicaciones renales, pero todo está girando hoy en una descompensación importante, que debería estar terminando según los médicos, con un paro cardiorrespiratorio, que debería ocurrir en cualquier momento”, agregó.
