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Boris Quercia no va por el Oscar: “Me pasó por boquiabierto”

Con su nueva película Me Rompiste El Corazón, el director revive la entrañable historia de amor entre Roberto Parra y la Negra Ester. Sin embargo, no alcanzó a postular a la temporada de premios internacionales. Entre la ironía y la autocrítica, asume el desliz con humor y recuerda el valor patrimonial de la obra: “Ojalá tengamos el premio del público, que la gente se emocione y se ría. Ese es mi verdadero Oscar”, dice.

Boris Quercia, director de algunas de las películas más vistas del cine chileno, tuvo en el teatro uno de sus papeles más recordados: el de Roberto Parra, el más bohemio y descuidado de los hermanos Parra. Años después, vuelve a encarnar su universo llevando a la pantalla grande Me Rompiste el Corazón. Y la ironía del destino hizo que ese descuido también se apropiara de él: la cinta no fue postulada a los premios internacionales, dejando al director con un sabor agridulce.

La cinta —que ya está en salas— es protagonizada por Daniel Muñoz y una notable Carmen Gloria Bresky. En 124 minutos recorre la infancia del creador de la cueca chora, su bohemia porteña y la pasión desgarradora por la Negra Ester. La música fue compuesta por Álvaro Henríquez, quien impregnó la historia de cueca, jazz guachaca y espíritu popular. Henríquez y Muñoz, por lo demás, aparecen como personajes reales en escenas donde se quiebra la ficción.

—¿Qué significó para ti estrenar esta película?
—Súper lindo, muy bonito. La gente estaba muy emocionada, creo que la película llega al corazón del espectador.

—¿En algún momento dudaste de la vigencia de esta historia?
—No me lo pregunté. Esto era un compromiso emocional. Roberto nació hace más de 100 años y su música sigue viva. Es un trabajo patrimonial que cuenta una historia infinita, como un Romeo y Julieta chileno.

—O un Quijote, enamorado de una posadera…
—Qué bonito eso… sí, tiene algo de eso. En un ambiente miserable, como un cabaret de San Antonio, surge una historia de amor pura, inocente. Roberto ve a la Negra con esa mirada del Quijote, que la veía como una princesa, aunque era una prostituta del cabaret más pobre del puerto.

Aunque inevitablemente la trama de Me Rompiste el Corazón dialoga con la célebre obra La Negra Ester (1989), la película toma otro rumbo. Mientras el montaje teatral más visto de la historia de Chile dedicaba varios cuadros al coro de mujeres que habitaban el cabaret, en el filme el foco está en Roberto y Ester, con la sola desviación hacia la infancia de él. Eso sirve para ver cómo una ilusión de su niñez en Chillán hace que Roberto entienda el desgarro y la pérdida como parte del amor.

—En la película desaparecen muchos personajes secundarios de la obra. ¿Por qué esa decisión?
—Me basé en las décimas originales de Roberto Parra. La obra de teatro transformaba esos textos con Andrés Pérez, pero yo decidí volver a la raíz. Era un relato más crudo, directo, que contaba la vida en el puerto y la relación con la Negra desde otra mirada. Además, en la obra estaba la indicación de situar la acción en presente; acá es más un recuerdo.

Para dar vida a ese recuerdo fue clave el trabajo que Quercia desarrolló junto a la viuda de Roberto Parra, Catalina Rojas, a quien conoció en medio de los ensayos de la puesta teatral y a quien dedica la última escena de esta película.

—¿Qué rol jugó Catalina en este proyecto?
—La Cata cuidó a Roberto en sus últimos años y ha mantenido vivo su legado. Incluso tiene un mini museo en su casa, con trajes, guitarra y cuadernos. Ella me mostró fotos y objetos que inspiraron escenas, como la maqueta de Chillán que Roberto construyó recordando su infancia pobre.
Salido de la pobreza, en medio de una familia improbable que también albergó los talentos de Violeta y Nicanor, y que lo dejó salir al mundo a los pocos años como lazarillo de una cantora ciega (una notable Ema Pinto), la vida de Roberto es retratada como inestable y desamparada, viviendo siempre al día. Y algo de eso se traspasó a la producción del filme:

“Esta fue una película que se fue haciendo igual que la vida de Roberto, con mucho azar y donde nos dejaba el tren, como lo dejaba Roberto: en cualquier lado donde despertaba, se bajaba y seguía su vida”, cuenta el director de éxitos del cine nacional como Sexo con Amor o El Rey de los Huevones.

Parte de ese azar tocó la proyección internacional del filme en la temporada de premios de la industria audiovisual. Hace unas semanas la Academia de Cine de Chile anunció los filmes que postularán a representar al país en los Oscar y Goya, y la cinta de Quercia no apareció.

—¿Por qué no estuvo Me Rompiste el Corazón en la lista?
—Te voy a contar lo que pasó. En el diario vi las películas que postulaban y dije: ¿Por qué no estamos nosotros? Llamé a la Academia de Cine y me dijeron que había que postularse… ¡y yo no tenía idea! Me decían que lo anuncian en sus redes, y yo no los sigo… Fue como Roberto cuando perdía sus guitarras. De distraído…

—De boquiabierto, como dice él cuando pierde a la Negra Ester.
—(Ríe) Sí, me pasó por boquiabierto… Pero lo del Oscar sería un saludo a la bandera. Para tener alguna posibilidad hay que tener un tremendo presupuesto en lobby y marketing. Nosotros no tenemos eso. Lo que más me interesa es que la película conecte con la gente.

Hoy Quercia se ríe de lo ocurrido y confía en el público que llegue a verlo a las salas este primer fin de semana: “Ojalá tengamos el premio del público, que la gente se emocione y se ría. Ese es mi verdadero Oscar”.

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