Desde el 30 de abril de 2025, la Sala MAS, ex Museo Arqueológico de Santiago, ubicado en el segundo piso del Museo de Artes Visuales MAVI UC, abrió sus puertas con una nueva exposición titulada Kume Mongen, cuya museografía estuvo a cargo del destacado artista visual, Bernardo Oyarzún.
Una muestra compuesta por más de cien piezas que forman parte de la colección del Museo Chileno de Arte Precolombino, entre las cuales destacan peines, jarrones, cuencos, vasijas, ollas, pipas, entre otros objetos elaborados con materiales propios del lugar y paisaje en el que fueron creados.
La exhibición, acogida a la Ley de Donaciones Culturales, cuenta con el financiamiento del Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Convocatoria 2025, y de Fundación EMIAN. Además, cuenta con la colaboración del Museo Chileno de Arte Precolombino y Fundación Larrain Echenique.
En lo que respecta a la idea que inspira la exposición, Bernardo Oyarzún, declaró que Kume Mongen se traduce del mapuzungun: buen vivir.
“Si contextualizamos ese concepto, lo he visto en publicidad de condominios y otros, donde remite a confort y abundancia, pero pasa por una transacción económica. Paradójicamente, este concepto en el mundo indígena no tiene nada que ver con eso, porque no se puede comprar o transar de ninguna forma”, señaló.
En esa misma línea, agregó que “tiene que ver con una manera de actuar en el medio natural y social, que no existe hoy en día en el mundo colonizado y occidental, donde todo remite al progresismo económico bajo premisas impúdicas y desvergonzadas. En otro estrato, el concepto indígena funciona bajo la presión del tabú y la libertad asociada al bienestar de la comunidad. En este sentido, es homologable a un sistema político social, una tercera vía, vinculada a las bases del orden social que impera, sería una exportación de un sistema social y filosófico de vida que prosperó por miles de años, a diferencia de las eras occidentales que no superan los 250 años”.
“El concepto por otra parte ilustra la vida de nuestros ancestros que vivieron bajo parámetros comunitarios de respeto absoluto a la naturaleza, amor a los objetos, intercambio justo y convivencia en armonía“, cerró.
Cada uno de los objetos en exhibición tiene que ver con el concepto curatorial de la muestra: “buen vivir”. Al ser una exposición arqueológica, se remite a diferentes objetos de la vida cotidiana y el espacio doméstico, destacando obras en cerámica o tallado. Asimismo, el montaje no es convencional, las piezas van instaladas sobre una cubierta retroiluminada, de estudio o taxonómica en el centro de la sala. En el muro sur, va una proyección sobre el relieve de una pieza llamada escudilla que funciona como pieza museográfica y elemento simbólico. Por otra parte, en el muro norte de ingreso, corre una cortina de ramas de suelo a techo, como ambientación y paisaje de fondo.
Lo anterior, es una puesta en escena, para que el espectador pueda viajar o evocar otro contexto, que el espacio sea mucho más que una simple acumulación de objetos bien exhibidos. Kume Mongen es un relato que traduce territorio, medio ambiente y antropología cultural.
“La invitación al público es a visitar Kume Mongen porque se van a encontrar con objetos arqueológicos, tal vez muy reconocibles, cotidianos y vistos probablemente en otras exposiciones, lo que hace la diferencia —en esta oportunidad— es el guión que se encuentra vinculado a la museografía. En este caso, esta museografía es inédita y con un peso autoral importante”, enfatizó Oyarzún.