Secciones
Reseñas

Espárragos de la calle

La llegada de la primavera trae consigo la aparición de los espárragos y Juan Diego Santa Cruz nos da las mejores picadas para disfrutar de esta apetecida verdura.

Esta época del año es maravillosa en gran parte porque abundan los espárragos. La espectacular verdura brota erecta de la tierra hace miles de años y aunque no siempre se ha acompañado de mayonesa, si que se ha disfrutado con ganas. Al menos en la antigua Roma, ya en el siglo I, Plinio El Viejo decía que eran 6 espárragos por kilo, mucho más grandes que los que comemos ahora. Hoy en día también hay diferencias de color y tamaño. Los espárragos blancos son los mismos que los verdes pero que son cubiertos con tierra mientras crecen y así la clorofila no puede hacer su trabajo. Verdes o blancos son fáciles de cocinar al vapor o en agua hirviendo. También son muy fáciles de recocer así que tenga cuidado porque se hacen rápido. En general unos espárragos medianos están listos en no más de 3 minutos.

Pero ojo al charqui. En la calle está lo bueno. Los espárragos que venden en el supermercado no le llegan a los talones de los que venden en el resto de los comercios. El asunto es que el sabor de los espárragos varía muchísimo dependiendo de cuan frescos están, y los del supermercado, ademas de flacos, llegan invariablemente más viejos que los del comercio callejero. No hay otra entonces que apersonarse en la feria, la vega o hasta en los mejores semáforos de la capital para hacerse de un buen atado.

Si no sabe donde hay ferias porque viene llegando de otro planeta o de otra ciudad este mapa de Google le muestra una buena cantidad de ellas, aunque falta una de mis favoritas, que es la de Tobalaba con Av.Ossa a la que se puede ir en metro si uno se baja en la estación Príncipe de Gales (funciona los miércoles y los sábados).

Doy fe que ahí los espárragos estaban firmes y guatones con las puntas bien formadas y nunca secas. Por si le quedan dudas de lo buenos que son, le recomiendo comerlos acompañados de vinagreta y también de mayonesa. Para aún mejores resultados, ni le digo como quedan de buenos a la parrilla. Si no me cree, hágale caso a la señora del video.

Notas relacionadas








Vuélveme a querer

Vuélveme a querer

El extraño caso de Cristian Castro es, finalmente, el de un artista que perdió el centro, vagó por los bordes y regresó sin pedir permiso. No volvió a través de un hit nuevo ni de una estrategia de marketing: lo hizo mediante algo más simple y más raro -una autenticidad torpe, luminosa e irresistible, respaldada por una carrera que, vista desde hoy, nunca dejó de importar.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen