
La idea nació en un viaje de vacaciones. Un hijo accidentado que termina en un hospital en el extranjero donde le toman una radiografía que el médico ni mira y se limita a palpar donde le duele. El emprendedor chileno Alan Nudman recuerda que su suegro, Jacques Ergas Benmayor, le preguntó si no habría algo en el mundo para que estas cosas no sucedan. La respuesta estaría en la inteligencia artificial aplicada a la salud.
Nudman ya tenia experiencia en ese mundo cuando se le presentó la oportunidad de asociarse con el empresario Roberto Roizman en el negocio de cannabis farmacéutico, el cual desarrollaron y terminaron vendiendo a la empresa canadiense Tilray en 2018.
Intelimed busca cambiar la forma en que interactúa el médico con escáneres, resonadores y rayos X gracias a la incorporación de la IA. Para ello trabajan asociados a empresas como la alemana deepC que les provee el sistema operativo. Tienen contratos con la Clínica Alemana de Santiago, y clientes en México y Brasil.
Nudman destaca que esta IA es distinta de la de los conocidos chatbox como ChatGPT, Gemini o Grok y sus errores o “alucinaciones”. Es más bien una especie de tienda virtual -un spotify– donde el especialista puede seleccionar entre 80 aplicaciones, todas con el sello de la FDA o la Comunidad Europea (de la misma manera que son aprobadas las prótesis o un marcapasos). Estos agentes pueden analizar la imagen con un rango de efectividad de hasta un 99,9%.
“Uno sale del escáner y el médico ya cuenta con una gran cantidad de información procesada por la app, para generar su diagnóstico”, resalta Nudman.
Hoy es posible ver los resultados que está teniendo la Inteligencia Artificial en aplicaciones con gran impacto clínico como es el caso de las que permiten la detección de lesiones en radiografías de tórax, mamografías para detección de cáncer de mama, detección de fracturas y resonancia magnética de cerebro en la búsqueda, por ejemplo, de un accidente cerebro vascular.
Hoy en día, Intelimed está en cinco programas piloto junto a distintas instituciones del sistema público de salud. Los primeros resultados muestran que los beneficios observados previamente en el Reino Unido —por el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica (NICE)— también se están dando a nivel local.
Estos beneficios incluyen una mayor precisión en los diagnósticos, menor tiempo para analizar los exámenes, una atención más rápida y eficiente. Además, la tecnología ayuda a derivar a los pacientes de forma más efectiva y reduce el tiempo total que pasan en urgencias, lo que contribuye a mejorar el uso de los recursos y el funcionamiento general del sistema. Incluso, la IA permite recuperar un equipo médico dado de baja al requerir menos resolución de imagen para ofrecer su diagnóstico.