Criadero ilegal de España cortaba las cuerdas vocales a sus perros para que no ladraran
El dueño de lugar fue detenido por falsear su título de médico veterinario y maltrato animal.
Por Gabriela Romo
El lugar tenía 98 perros de raza destinados a la venta. Foto: piqsels
La Guardia Civil de Granada, en Andalucía, al sur de España, detuvo a un hombre que tenía un criadero ilegal acusado de maltrato por haberle cortado las cuerdas a una treintena de perros de raza y evitar así que delataran su ubicación.
Según informó el medio local Ok Diario, el sujeto de 44 años fue detenido por maltrato animal y por intrusismo profesional, ya que se hizo pasar como veterinario, sin tener estudios correspondientes.
El criadero ilegal tenía 98 perros de raza destinados a la venta, cuyo valor en el mercado supera los 70.000 euros (más de $64 millones). La mayoría de los perros, de las razas bichón maltés, pomerania, caniche y chihuahua no tenían el microchip que exige la ley ni estaban vacunados.
“La policía también descubrió que las hembras del criadero ilegal habían parido miles de veces y eran hacinadas en conejeras de apenas un metro cuadrado”, explica el concejal de Protección Animal, Urbanismo y Medio Ambiente, Alejandro Martín Romero.
Junto a ello, los perros quedaban abandonados a su suerte cuando el dueño consideraba que ya no podía seguir cuidando de más cachorros.
A pesar del macabro maltrato, justamente fueron los ladridos que alertaron a un Grupo de Voluntarios de Protección Animal del municipio, quienes descubrieron lo que ahí pasaba.
El veterinario David López Jaramillo, encargado de certificar que casi la mitad de los perros tenían las cuerdas vocales cortadas, indicó en el informe solicitado al Colegio de Veterinarios de Granada que la cordectomía, intervención quirúrgica mediante la que se extirpa las cuerdas vocales a los perros “es una práctica quirúrgica que requiere anestesia general, conocimientos exhaustivos de anatomía, cirugía y farmacología, y que si no está llevada a cabo por un veterinario y con un fin terapéutico se trataría de una práctica de intrusismo profesional y de maltrato animal”.
