
Estados Unidos superó los 1.002 casos de sarampión en los primeros cinco meses del año, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Se trata del peor brote desde el año 2000, cuando había sido declarado como eliminado en el país norteamericano, con un aumento del 456% sobre el promedio anual de 180 casos.
Tres muertes se han reportado en lo que va de este 2025, número que iguala el total de las dos décadas anteriores. Hay dos factores claves que tienen que ver con esta nueva proliferación del sarampión en Estados Unidos y el mundo: el movimiento antivacuna, que se niega a darle las dosis necesarias a infantes, y la movilidad global.
Sobre el primero, los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican una caída en la cobertura de la primera dosis de la vacuna contra la enfermedad a nivel mundial, pasando del 86% en 2019 al 81% en 2021. Esta primera baja tiene que ver también con las interrupciones a los programas de inmunización con motivo de la emergencia sanitaria por el Covid-19.
En los últimos dos años, la cobertura se ha mantenido en el 83%, una tendencia lejos del 95% necesaria para mantener la inmunidad colectiva. Esta última cifra tiene que ver con el movimiento antivacuna que ha ido emergiendo principalmente en Estados Unidos y se ha ido globalizando en los últimos años.
Según cifras en el país norteamericano, solo el 4% de los infectados en la crisis actual recibió al menos una dosis para combatir el sarampión. Al mismo tiempo, el 13% necesitó de hospitalización.
El segundo factor, de movilidad global, tiene que ver con viajeros infectados que se desplazan a países con baja inmunidad. Si bien es un fenómeno que ocurre con todo tipo de enfermedades, mezclado con creyentes antivacunas generan una combinación perfecta para provocar el aumento de casos de manera más masiva.
La desinformación sobre vacunas es un problema latente en Estados Unidos, puesto que los estados desde donde se propagaron los brotes -desde el oeste de Texas hacia Nuevo México, Oklahoma y Kansas– son las zonas donde más activismo hay en el país hacia el movimiento que se opone a la implementación de dosis.