Los gobiernos de Juan Domingo e Isabel Perón en Argentina vendieron, en secreto, casi 3,5 millones de dólares de la época en armas y municiones a la dictadura de Augusto Pinochet entre 1973 y 1974. Se trata de una revelación por documentos recientemente desclasificados por el gobierno de Javier Milei.
Las entregas de armamento incluyeron miles de proyectiles para fusiles de combate FAL, 2.000 pistolas ametralladoras PAM y 6.000 pistolas Browning calibre 9mm, según consignó el medio argentino Clarín, que tuvo acceso a los registros. Al dólar actual, la operación entre ambos líderes se traduciría en unos 24 millones de dólares.
Según los mismos archivos, la primera venta se concretó el 26 de noviembre de 1973, solo dos meses después del Golpe Militar orquestado por las Fuerzas Armadas que derrocaron a Salvador Allende y seis meses antes de la histórica reunión entre Perón y Pinochet en la base de Morón. En tanto, la segunda se materializó en octubre de 1974, tras la muerte del líder justicialista.
En diálogo con el citado medio, el historiador y analista político Rosendo Fraga explicó a Clarín que dichas entregas eran “coherentes con la estrategia de Perón quien había visto que se venían regímenes de derecha en América Latina“.
De tal manera, la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) fue autorizada a vender a Carabineros de Chile 2.000 pistolas ametralladoras PA3 DM, 20 millones de cartuchos calibre 7,62 mm NATO para fusiles de combate FAL y 15.000 granadas lacrimógenas gracias al decreto 382. Al mismo tiempo, el 1140 detalló la exportación de las 6.000 pistolas antes mencionadas por 612 mil dólares.
El envío, que se realizó por el paso fronterizo de Las Cuevas, en Mendoza, tenía la instrucción a la Aduana argentina de no controlar la carga secreta. Incluso, en los decretos se establecía que no se verificaría el contenido del cargamento.
El historiador y académico de la Universidad Diego Portales y la Universidad Alberto Hurtado, Eduardo López, confirmó al citado medio “la presencia de un representante oficial de Perón” en un acta de la Junta Militar chilena en 1973. “La dictadura necesitaba encontrar apoyos. Quizás fue más una acción de respaldo informal y no oficial de Perón hacia la Junta”, agregó.
Visto desde el prisma de las relaciones internacionales, López indicó que “en rigor, los países y sus líderes no tienen temas personales: tienen intereses“. De tal modo, la colaboración entre Perón y Pinochet no obedecía necesariamente a afinidades ideológicas, sino a intereses coincidentes.
“Los movimientos guerrilleros a ambos lados de la cordillera pudieron ser catalizadores de esta cooperación entre dos personalidades que no tenían mucha afinidad” entre sí, finalizó el historiador nacional.