En medio de una gira por Europa del este para buscar apoyo a Ucrania, el avión en el que viajaba la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sufrió una interferencia de GPS al intentar aterrizar en Bulgaria, lo que elevó serias sospechas de que fuera un acto orquestado desde Rusia.
Tras aterrizar, antes de que se hiciera público el episodio de las interferencias, la presidenta de la Comisión Europea sugirió que sus aliados se mantuvieran alerta ante el actuar de Rusia: “Putin no ha cambiado y no cambiará. Es un depredador. Solo se le puede controlar mediante una fuerte disuasión“.
Este tipo de interferencias en el GPS pueden generar interrupciones en los vuelos y el tráfico marítimo. En esta oportunidad, el avión pudo aterrizar sin mayores complicaciones y sin la necesidad de desviarse, mientras que las autoridades búlgaras fueron las que hicieron trascender sus sospechas en contra del Kremlin.
A través de su vocero, Dimitri Peskov, Rusia ha negado su implicancia en la manipulación del sistema de la aeronave en la que se encontraba la líder de la Comisión Europea. El funcionario, en declaraciones al Financial Times, el periódico que destapó la situación, tachó como “incorrectas” las informaciones respecto a un presunto actuar ruso.
Von der Leyen ya ha visitado Letonia, Finlandia, Estonia, Polonia y Bulgaria este fin de semana en búsqueda de sumar apoyo a Ucrania en su guerra ante el país presidido por Vladimir Putin. Su gira finalizará durante esta jornada luego de que concrete sus viajes a Lituania y Rumania.
Más allá de las declaraciones cruzadas, autoridades de países escandinavos y bálticos han acusado en más de una ocasión a Moscú de interferir las señales de GPS en la región. Previamente, la Unión Europea ya ha sancionado a entidades e individuos relacionados a Rusia por ser responsables de este tipo de episodios.