Un templo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Grand Blanc, en el estado Michigan en Estados Unidos, fue escenario de un violento ataque la mañana del domingo, que incluyó un tiroteo y un incendio.
El hecho dejó al menos una persona fallecida y nueve heridos. Según informaron las autoridades, el atacante, un hombre de 40 años originario de Burton, fue abatido en el lugar.
El ataque generó conmoción en la comunidad local, al norte de Detroit, en una zona habitada por unas 8.000 personas. De acuerdo con el oficial William Renye, el agresor estrelló su vehículo contra el edificio religioso y posteriormente comenzó a disparar contra los feligreses.
Las primeras indagaciones apuntan a que el incendio fue provocado por el mismo atacante, y no se descarta la posibilidad de encontrar más víctimas entre los restos del templo.
Equipos de emergencia solicitaron evitar el área para no entorpecer el trabajo de bomberos y personal médico, quienes enfrentaron una situación crítica debido a la magnitud del incendio y la limitada capacidad de respuesta en la zona.
Algunos informes indicaron que varias personas quedaron atrapadas en el interior del edificio mientras el fuego se expandía. El incendio alcanzó la quinta alarma y se notificó un posible colapso parcial de la estructura del templo.
En medio de la emergencia, el presidente estadounidense, Donald Trump, expresó que “esto parece ser otro ataque dirigido contra los cristianos en los Estados Unidos de América. La Administración Trump mantendrá informada a la opinión pública, como siempre hacemos”.
“Mientras tanto, RECEN por las víctimas y sus familias. ¡ESTA EPIDEMIA DE VIOLENCIA EN NUESTRO PAÍS DEBE TERMINAR, DE INMEDIATO!”, añadió.
