Estados Unidos sigue enfrentando un caos aéreo luego de que este sábado, por segundo día consecutivo, el país superó la cifra de los mil vuelos cancelados y registró miles de retrasos, consecuencia directa de la escasez de controladores aéreos provocada por el cierre del Gobierno federal, que ya suma 39 días.
Según datos del portal Flightaware, hasta la tarde del sábado se habían contabilizado 1.008 vuelos cancelados, con los aeropuertos de Charlotte (Carolina del Norte), Newark, John F. Kennedy (Nueva York), Chicago y Atlanta entre los más afectados. A ello se suman más de 3.700 vuelos retrasados, especialmente en las terminales del área metropolitana de Nueva York.
La situación es especialmente crítica en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, donde los vuelos de llegada acumulan un retraso promedio superior a dos horas y media, mientras que las salidas se demoran alrededor de 100 minutos. En Newark, los aterrizajes presentan retrasos medios de más de cuatro horas, y en LaGuardia, de aproximadamente una hora, informó CNN.
Las aerolíneas American Airlines, Southwest, United, Delta y JetBlue encabezan la lista de las más afectadas por los vuelos cancelados en Estados Unidos. La Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó además paradas temporales de operaciones en los aeropuertos de Chicago y JFK debido a la falta de personal.
Ante la crisis, el Departamento de Transportes ordenó una reducción del tráfico aéreo de hasta un 10%, con la posibilidad de elevar los recortes al 20% si la situación no mejora en los próximos días. Aunque los controladores aéreos son considerados trabajadores esenciales y deben presentarse a sus puestos, unos 2.000 se han ausentado alegando distintos motivos.
El secretario de Transportes, Sean Duffy, advirtió que “la situación irá a peor de no desbloquearla antes del martes“, fecha en la que está previsto un nuevo pago que no podrá efectuarse mientras persista el cierre.
El Senado permanece en sesión durante todo el fin de semana en busca de un acuerdo que ponga fin al cierre gubernamental más largo en la historia de Estados Unidos.