Nicolás Maduro ha ajustado su estrategia de seguridad y limitado su presencia en actos masivos mientras Estados Unidos mantiene un amplio despliegue naval en el Caribe.
De acuerdo con Financial Times (FT), sus últimas apariciones —anunciadas con escasas horas de antelación— se realizaron ante grupos reducidos de empleados estatales y militantes del oficialismo.
Analistas consultados por el medio británico señalaron que Maduro dejó de presentarse con figuras de alto rango para evitar que múltiples posibles objetivos coincidan en un mismo acto. Estos cambios ocurren en paralelo al incremento de operaciones estadounidenses en la región, con la presencia de 12 buques —incluido un portaaviones— y más de veinte ataques recientes contra embarcaciones que Washington vincula al narcotráfico.
El especialista en asuntos militares José García, citado por el FT, afirmó que estos movimientos responden a protocolos típicos en contextos de amenaza y añadió que el anillo de seguridad personal del mandatario “está integrado cada vez más por personal cubano”, debido a la preocupación por la lealtad de los cuerpos nacionales en un escenario de salarios depreciados.
Según el diario, agentes activos de inteligencia describieron un ambiente interno cargado de sospechas y tensiones, agudizado tras los ataques estadounidenses y la posibilidad de que las operaciones se extiendan hacia territorio venezolano.
Las negociaciones entre Estados Unidos y Venezuela que definen la estrategia de Maduro
En el oficialismo también cunde la inquietud por eventuales negociaciones con la Casa Blanca. Un legislador citado por el FT advirtió que un acuerdo podría dejar expuestos a dirigentes alejados del núcleo más cercano al mandatario, aunque una salida electoral controlada podría otorgarles un papel minoritario pero legítimo.
La tensión aumentó tras la designación del Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera. Funcionarios venezolanos habrían insinuado que Maduro estaría dispuesto a dejar el poder en dos o tres años a cambio de una desescalada y mayor participación petrolera estadounidense, propuesta rechazada por Washington.
Maduro negó cualquier negociación y sostuvo que todo diálogo debe realizarse “cara a cara”. Un legislador oficialista advirtió que “un eventual ataque estadounidense obligaría al gobierno a responder para no perder autoridad, en un escenario que podría escalar con rapidez“.