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Jair Bolsonaro pasará al menos siete años en prisión bajo régimen cerrado: recién podrá solicitar libertad condicional en 2037

La Justicia brasileña define los plazos de la condena que podría mantener al ex presidente alejado de la vida pública hasta 2060.

Jair Bolsonaro, ex presidente de Brasil, enfrenta un horizonte carcelario que podría extender su estancia en prisión hasta mediados de siglo.

El ex mandatario deberá permanecer al menos siete años y medio en régimen cerrado, parte de la condena de 27 años y tres meses que recibió por su implicación en un intento de golpe de Estado.

Un documento del Juzgado de Ejecuciones Penales de Brasilia —remitido a la Corte Suprema— fija que Bolsonaro podrá solicitar el régimen semiabierto a partir del 24 de abril de 2033. Para entonces, con 78 años, tendría la opción de salir durante el día para trabajar o estudiar, aunque estaría obligado a regresar a la prisión por las noches.

La misma resolución señala que la libertad condicional podría ser requerida el 13 de marzo de 2037, cuando esté próximo a cumplir 82 años, siempre que cumpla con las exigencias del sistema penal.

El informe judicial detalla que la pena comenzó a contarse el 4 de agosto, día en que la Corte determinó prisión domiciliaria por violar medidas restrictivas, y que la condena se extenderá hasta 2052. Mientras aguarda la revisión de un recurso que busca anular el proceso —cuyas posibilidades son escasas tras el cierre definitivo del expediente—, Bolsonaro permanece en una celda especial de la Policía Federal.

El ex mandatario fue declarado culpable de encabezar “una conspiración con la que intentó impedir la toma de posesión del actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva“.

Los detalles de la condena a prisión a Bolsonaro

La condena incluye la pérdida de sus derechos políticos durante todo el período penitenciario y ocho años adicionales. Según Folha, esto podría marginarlo de cargos públicos hasta 2060.

El Partido Liberal (PL) decidió apartarlo de sus funciones honorarias y suspender la remuneración que recibía: “La respectiva actividad partidaria de nuestro líder también será suspendida, incluyendo su remuneración, mientras se mantengan los efectos de la condena“.

Lula reaccionó calificando la sentencia como “una lección de democracia para el mundo“. Aseguró que “Brasil ha dado un paso importante“, destacando que “la Justicia brasileña mostró su fuerza” y que, por primera vez, “la democracia y sus leyes valen para todos“.

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