El almirante Frank “Mitch” Bradley reconoció ante legisladores de Estados Unidos que los dos hombres que murieron en un segundo ataque contra una embarcación sospechosa de transportar drogas en el Caribe, a inicios de septiembre, no tenían radio ni dispositivos de comunicación operativos, constituyendo de esa manera lo que podría ser un crimen de guerra.
Así lo relataron a la prensa dos fuentes con conocimiento directo de los informes entregados al Congreso y revelado por CNN.
Desde septiembre, funcionarios de defensa habían defendido en privado que la muerte de los dos náufragos no constituía un crimen de guerra. Su argumento era que los sobrevivientes parecían pedir ayuda por radio, lo que habría permitido recibir refuerzos y potencialmente retomar el tráfico de drogas. Esa versión fue presentada en al menos una sesión informativa al personal del Congreso y citada por varios medios la semana pasada.
Sin embargo, según las nuevas declaraciones de Bradley, los dos hombres —aferrados al casco volcado de su embarcación tras el ataque inicial— no estaban en condiciones de emitir una llamada de auxilio. El primer ataque, ejecutado por fuerzas estadounidenses, partió el bote en dos y mató de inmediato a nueve personas, de acuerdo con las fuentes que vieron el video de vigilancia.
Durante 41 minutos, según informó otro funcionario, el centro de mando debatió cómo proceder mientras observaba a los náufragos intentar girar los restos de la embarcación.
Finalmente, Bradley dijo haber ordenado un segundo ataque para destruir lo que quedaba del bote, argumentando que parte de la estructura aún flotaba porque contenía cocaína. Bajo esa lógica, los sobrevivientes podrían haber alcanzado la costa, ser rescatados y continuar traficando. Una de las fuentes del citado medio calificó esa explicación de “increíblemente delirante“.
Segundo ataque a lancha en el Caribe: la división de si constituye o no un crimen de guerra
Según los senadores Tom Cotton y Chris Coons, las Fuerzas Armadas emplearon cuatro misiles en total: dos en el ataque inicial y dos en el segundo. El episodio ha profundizado la división en el Congreso. Cotton afirmó que observó a “dos sobrevivientes intentando voltear un bote, cargado de drogas destinadas a Estados Unidos, para poder mantenerse en la pelea“.
En contraste, el representante Jim Himes aseguró que el video mostraba “una de las cosas más inquietantes” que ha visto: “Cualquier estadounidense que vea el video que yo vi verá a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos atacando a marineros náufragos“.
El debate legal continúa. Organizaciones y expertos sostienen que la campaña, que incluye más de 20 ataques posteriores y al menos 87 muertos, podría constituir una violación del derecho internacional. Coons lo resumió así: “Todavía tengo preguntas sobre eso“.