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28 de Octubre de 2014

Así en la Tierra como en el Infierno

El hilo conductor es la necesidad de descender para poder salvarse y salir a la superficie. Está claro que se impone una lectura paralela en la que cada uno de los personajes baja a su interioridad y a los conflictos que no tiene resueltos. Es así como de la temática de la culpa (al estilo de Saw - El juego del miedo) se pasa al de Flatliners (Línea mortal, 1990) de Joel Schumacher. Objetos impensables en la catacumba, como un piano, un teléfono de disco que suena o un auto en llamas son señales de los fantasmas que se llevan dentro.

Por José Blanco J.
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José Blanco J. es Profesor de Estado (Universidad de Chile), Doctor en Filosofía y Doctor en Materias Literarias (Universidad de Florencia, Italia). Se ha dedicado a la filología medioeval y humanista, dando especial importancia a Dante, Petrarca y Boccaccio sobre los que ha escrito numerosos libros y ensayos. Ha traducido al castellano textos de cronistas florentinos que vivieron en América en los siglos XVI y XVII. También ha publicado libros de historietas de dibujantes chilenos.

Hace pocos años (2011), vi una película – que en Chile se llamó La reunión del diablo – en la que cinco extraños quedaban atrapados en un ascensor y empezaban a morir misteriosamente, pagando por culpas que habían cometido.

El tema de este As Above, So Below es el mismo, sólo que todo ocurre en la catacumbas que están actualmente bajo la ciudad de París. Y el director también es el mismo (John Erick Dowdle) que, en 2008, con el nombre de Cuarentena, hizo el remake de Rec de Jaume Balagueró y Paco Plaza (2007). Todo esto imitando a los ya clásicos del found footage (“metraje encontrado”) El proyecto de la Bruja de Blair (1999) y Cloverfield (2008).

¿Qué es lo nuevo? Perdita Weeks (28 años) interpreta a una jovencita que tiene un doctorado de arqueología urbana y otro en simbología, habla 4 lenguas vivas y lee dos lenguas muertas. Creíble. Menos creíble es que, disfrazada, en Iran encuentre la clave para hallar la piedra filosofal de Nicholas Flamel, que podría encontrarse en las catacumbas de París.

Inicia una aventura que tiene mucho de Indiana Jones, de Lara Croft y de video game, con fotografía que se supone es de una cámara digital de aficionado. De allí que se insiste en la poca claridad de las tomas y en las fallas del sonido.

El hilo conductor es la necesidad de descender para poder salvarse y salir a la superficie. Está claro que se impone una lectura paralela en la que cada uno de los personajes baja a su interioridad y a los conflictos que no tiene resueltos. Es así como de la temática de la culpa (al estilo de Saw – El juego del miedo) se pasa al de Flatliners (Línea mortal, 1990) de Joel Schumacher. Objetos impensables en la catacumba, como un piano, un teléfono de disco que suena o un auto en llamas son señales de los fantasmas que se llevan dentro.

Una mezcla de tradición alquímica con mitología egipcia y cristiana (incluido el famoso verso de La Divina Comedia: “Dejad toda esperanza vosotros que entráis”), referencias numéricas, el cadáver incorrupto de un templario (las catacumbas fueron establecidas en 1786), unidos a la pérdida de la orientación (se va andando en círculo o se baja en vez de subir), confunden a los protagonistas y al espectador.

A este último le quedan dos posibilidades: poner a prueba su inteligencia para organizar racionalmente tanta información o dejarse llevar por el juego con la esperanza de que en algún momento se encontrará “game over”.

Después de tanto “gore” podría haber una sorpresa.

(As Above, So Below. USA, 2014)

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